samedi, mars 24, 2012

Vint i quatro de março de MCCXXVI: "Sí a la Huelga"

No queda nada para el día 29 y ésta será, en todos los años que una servidora lleva trabajando, su segunda huelga general. La anterior fue nada menos que en 2002, en tiempos en que el gobierno de Aznar empezó a tocarnos los mismísimos en materia de empleo. Con esto no quiero decir que me parecieran adecuadas las reformas que hicieron uno y otro partido, ni que pensara que las siguientes huelgas generales que se hicieron no tuvieran razón de ser, sencillamente no las llevé a cabo. Unas veces fue por considerar que se hacían tarde, mal y nunca, quizá en alguna no estaba trabajando en ese momento y no me lo tuve ni que plantear. En general he desestimado unirme a las huelgas porque siempre se convocan tarde, mal y nunca... y porque siempre pienso que no sirven de nada.

Y no, no sirven "de nada" o al menos no creo que vaya a servir para que el gobierno recapacite y eche atrás esa Reforma esclavista que nos van a imponer sí o sí, pero al menos sirve para dejar clara nuestra posición. En cuatro días que lleva el PP gobernando con mayoría absoluta ha hecho y deshecho lo que le ha dado la gana, si no protestamos con lo poco que tenemos en nuestras manos ¿qué será lo próximo que hagan? No servirá para echar abajo la Reforma, pero sí al menos para desprestigiarles un poco. Para que visto de fuera, se deje claro que el país no está satisfecho con las gestiones que se están llevando a cabo y para que se lo tengan que pensar dos veces antes de guarrearnos más y más.

Me toca las narices toda esa gente que dice "han salido elegidos con mayoría absoluta y no se les está dejando gobernar". Han salido elegidos con mayoría absoluta sólo porque una de cada cuatro personas ha considerado apropiado que estén ahí y ya de paso, porque buena parte de sus votantes los han elegido comprados por la sarta de metiras que soltaron durante la campaña. Ahí tienen, señores, cómo el PP iba a combatir el paro. No va a facilitar que se cree más empleo, no va a dejar de destruir puestos de trabajo, simple y llanamente va a permitir que nos puedan echar gratis de nuestros trabajos y que en nuestro puesto trabajen dos personas por el precio que antes se dejaban en uno. Trabajo para todos, oh sí, pero trabajo con el que nadie va a llegar a fin de mes. Sueldos más bajos, peores condiciones y encima, con la subida del IRPF y la próxima subida del IVA, nuestro escaso poder adquisitivo se va a ir a la mierda. ¿De verdad es momento de quedarnos en casa?

Iré a la huelga y recomiendo que todo quien tenga dos dedos de frente se lea la Reforma, recapacite con la almohada y valore si es conveniente o no hacer lo propio. Y es que una huelga que se lleva a cabo por las presiones de los compañeros o por miedo a los piquetes se deslegitima a sí misma. A la huelga hay que ir porque se quieren defender unos derechos. El que no los quiera defender, el que considere que le compensa más cobrar ese día que luchar por lo que valora, hará bien en trabajar como todos los benditos días. En el remoto caso de que se consiguiera algo gracias a la huelga ellos también se beneficiarían, sí, pero no se puede obligar a alguien a hacer huelga cuando no lo desea.

De igual modo, me parece ridículo y completamente fuera de lugar que tengamos que plantearnos si hacer huelga dependiendo de si lo van a hacer los compañeros y cómo se va a ver en nuestros trabajos. En el mío, sin ir más lejos, nunca se ha hecho una huelga y en gran medida es porque se da por sentado que al dueño de la empresa no le va a hacer ninguna gracia (ahora, esta vez más de una y más de dos, aparte de mí, se han cuestionado ir porque la Reforma es como para pensárselo). Digo en el mío pero me consta que es así en muchos sitios y no hacer huelga por miedo a lo que vayan a decirnos en la empresa es el fin de los fines. Que les den por saco a jefes, compañeros y piquetes. La huelga es a día de hoy un derecho del ciudadano y el único elemento de presión de que dispone para dejar constancia de su descontento. Y digo "a día de hoy" porque ya se está hablando de "revisión del derecho a huelga", por no hablar de "aplicar medidas violentas en las manifestaciones". Si no nos quejamos ahora, tal vez no podamos hacerlo luego.

Por último, uno de los motivos más escuchados para no ir a la huelga es el de "es que los sindicatos que las han organizado no me representan" ¿De quién estamos hablando? ¿No te representan CCOO ni UGT? Nos han fastidiado... a mí tampoco, pero que ellos sean quienes han convocado la huelga (en el resto del país, en Galicia y País Vasco, para empezar, estaba ya convocada por sindicatos locales) no quiere decir que sean los únicos que las suscriban. La huelga está suscrita prácticamente por todos los sindicatos y por muchos partidos políticos. Quizá tú, como yo, pienses que nadie de toda esa gente te representa realmente. En tal caso plantéate que la única huelga que puede servir de algo es la que se lleva a cabo por la mayor cantidad de gente posible. Puedo hacer huelga con mis colegas, que me representan mucho y será muy bonito para todos nosotros, pero para lo único que servirá será para tener faltas injustificadas en nuestros trabajos (los que tenemos, por cierto, que cada vez es más habitual oír que éste o éste otro ya no lo tienen). Que a mí me den asco el Toxo y Cándido Méndez no quiere decir que cuando hacen algo bueno tenga que mirar para otro lado. Aunque la huelga la convoquen para colgarse una medalla y para salvar sus panderos en un momento en el que el sillón en el que reposan tambalea... han convocado huelga y es para todos. Hagamos valer nuestros derechos.

Y hasta aquí hemos llegado. En mañana de sábado no se puede pedir mucho más. A cinco días del 29 de marzo... este blog dice sí a la Huelga y no a la Reforma (señores de Europa, señores del PP... métansela por donde les quepa, el resto no queremos ser esclavos, gracias).

Recomendando a Lisa Simpson en su mítico tema "nos manifestaremos" y un poco de té negro con vainilla y cítricos de la lata azul de Kusmi como el que una servidora se está desayunando.


mardi, mars 20, 2012

Veynte de março de MCCXXVI: ¿Y si te apuntas a Rúnicos?

Se acerca Semana Santa y, como todos los años, tenemos una cita ineludible con Rúnicos. Buena parte de la gente que pasáis por aquí habéis estado más de una vez y seguramente nos volvamos a ver este año. Otros habéis valorado venir pero por unas cosas o por otras, al final nunca os habéis animado y quizá alguno no sabe de qué estamos hablando. Un año más os animo a todos los que estáis en duda y no habéis venido nunca a que hagáis el petate y os acerquéis por estos lares, porque siempre merece la pena.

¿Qué son los Encuentros Rúnicos? Pues básicamente son unas jornadas lúdicas en las que entra todo tipo de elemento friki: hay montañas de juegos de mesa para elegir, juegos de rol en mesa (cada vez se estila menos, pero hay libros y hay gente jugando), juegos de rol en vivo, consolas, talleres de manualidades, etc. A esto se suma alguna que otra juerga organizada y buenos ratos de cócteles por ahí. Todos los años se elige una ambientación y la de este año ha sido la Segunda Guerra Mundial. Temón ¿eh?

El cartel de este año deja bien clarita la ambientación. Impresionante, por cierto.

A día de hoy y desde que desaparecieron las CLN, Rúnicos suponen el único evento de estas características que tenemos en el norte del país y quizá diría que en el país entero, porque por ahí abajo aún están activas las TDN, pero si no me equivoco no terminan de ser lo mismo. Las diferencias obviamente serán diversas pero una es importante: los Encuentros Rúnicos de Rentería ofrecen alojamiento gratuito para todo quien no tenga problema en dormir en el suelo de las dependencias del polideportivo donde se celebran. Añadiré que todos los años hasta la fecha yo he dormido ahí (incluso teniendo casa a dos paradas de topo o cinco minutos de coche) y pienso seguir haciéndolo. No es el Ritz, pero es cómodo dormir donde se juega y es parte del encanto de los Rúnicos.

¿Motivos para ir? Hagamos un repaso:

1. El principal: es una oportunidad excelente para conocer juegos nuevos, jugar a los que ya se conoce, coincidir con frikis que andan dispersos por el país o incluso conocer gente nueva con aficiones similares. El programa es amplio y ofrece desde explicaciones de juegos hasta juergas organizadas. Si te gustan los juegos de mesa, el rol, el rol en vivo, las consolas o lo de más allá es imposible que no saques disfrute máximo a estas jornadas. Posiblemente volverás a tu casa con la sensación de "tenía que haber probado aquel juego o me tenía que haber apuntado a ese vivo que pintaba tan bien".

2. Se celebran siempre en Semana Santa, aprovechando que todo hijo de vecino (sí, vale, menos los que no libran en festivos), tiene fiesta en su curro o sus estudios, así que el "no tengo tiempo" no es una excusa.

3. Tampoco lo es el "no tengo dinero". No se cobra nada a los asistentes, cada cual se deja lo que se quiere o se puede dejar. Si no estás animado porque este año te ha pegado fuerte la crisis, tranquilamente puedes dormir en el polideportivo y llevar comida del supermercado, así que sólo harás una inversión en el viaje. Por lo demás, buena parte de los bares y restaurantes de la zona ofrecen a los inscritos en Rúnicos descuentos en sus productos. Algunos ofrecen descuento de tanto por ciento, otros, como telepizza, hacen incluso una pizza especial por año a un precio interesante y el plato fuerte es para todos la coctelería Stick, que todos los años prepara un cóctel especial adecuado a la temática y descuentos en todos sus cócteles. Adelanto que posiblemente no hayas gastado nada en el alojamiento y poco en la comida, pero es muy posible que te veas en la obligación de dejarte los cuartos en el Stick, porque merece la pena.

No puedo con este cartel, me dio la risa en el curro cuando lo vi. Joerse, Eneko, te has convertido en la imagen de Rúnicos 2012, en el papel de un maldito yanki. Vaya chungo.

Si, por el contrario, te horroriza dormir rodeado de frikis, siempre puedes encontrar todo tipo de alojamientos adecuados a lo que te interese tanto en Rentería como en los alrededores. Es un lugar bien comunicado y, aunque Rentería no es especialmente turístico, sí lo es Donosti que está a cinco minutos en coche (y buena comunicación en trenes de cercanías y autobuses).

4. Ni siquiera valen excusas como "es que no me apunté a tiempo" o "no tengo cuatro días libres en Semana Santa". La organización recomienda insistentemente que todo el mundo se preinscriba en la web antes de ir y es cierto que el polideportivo tiene una capacidad limitada, pero no sé de nadie que se haya quedado sin poder entrar por no tener espacio ahí dentro (lo que no quiere decir que no vaya a pasar nunca, ojo, que si eso se llena hasta el tope, ahí no puede entrar nadie más... si te puedes apuntar antes ¡hazlo!). Es grande, vamos. Si tenías otros planes para Semana Santa y se te han caído, si te has animado en el último momento o si simplemente te quieres acercar un día o dos para ver si te gusta... puedes apuntarte en recepción nada más llegar y no habrá ningún problema.


5. Posiblemente eres un vago de tres al cuarto y estás pensando "este año no iré, ya lo dejo para el próximo". Todos los años se oye eso de "el año que viene igual no hay Rúnicos" y parece que no se lo cree ni el que lo dice. Sin embargo, tengamos en cuenta dos cosas: la primera es que, aunque siempre habrá gente que se ha ido y gente que ha empezado más tarde, la mayoría de los organizadores de Rúnicos lo están haciendo desde que eran unos chavalillos y la mayoría vivían con sus padres, posiblemente ni trabajaban. A estas alturas ya gastan más años (¡os hacéis mayores!), tienen su curro, sus responsabilidades y sus cosas y nadie nos asegura que en un momento dado no vayan a decir "hasta aquí hemos llegado". Pena mucha, sí, pero esto es un trabajo ingente que hacen por amor al arte y que pueden dejar de hacer si dejan de ser gente suficiente para sacarlo adelante.

Por otra parte, pensad que, aunque no se cobra nada a los asistentes, un evento de estas características necesita bastante capital. Hace falta bastante dinero para comprar juegos, material, para la decoración... etc. No digamos ya para el alquiler de la ambulancia, que es obligatoria. Evidentemente este dinero sale alguna parte y esa parte es principalmente el ayuntamiento de Rentería. Hasta la fecha han ido valorando positivamente la labor que hace esta gente y han ido dejando capital para las jornadas, pero todos sabemos lo chunga que está la cosa últimamente y los recortes que se van a llevar a cabo en adelante, por lo que nadie nos asegura que el año que viene o el siguiente no nos van a cerrar el grifo. Si tienes ganas de venir, no lo aplaces.

6. Quizá no te guste la temática. Sería extraño, porque la Segunda Guerra Mundial, los años 30 y 40 y el diesel punk son una oferta más que atractiva, pero cada cual tiene sus gustos y ancha es Castilla (y soleada). Aunque la ambientación y buena parte de las actividades giren en torno a esta temática, nadie te va a impedir que disfrutes con lo que te interese. Los juegos de mesa son los de siempre (y siempre alguno nuevo), hay un vivo de Cómo conocí a vuestra Madre e incluso un torneo de Mario Kart. La temática no te impide hacer el friki como mejor te parezca y el programa es lo suficientemente amplio como para que no te tenga que molestar en absoluto.

7. ¿Y si no tienes un traje acorde con la ambientación? Tampoco vale como excusa, compañero. Desde luego, la ambientación se propone por algo y a todos nos gusta ver cómo todo hijo de vecino se ambienta para la ocasión, sin embargo, la mayoría de la gente no lleva disfraz o al menos no durante los cuatro días que duran las jornadas. Hay gente a la que no le gusta disfrazarse y otra que no ha podido hacer acopio. Algunos sólo lo hacen para el rol en vivo de turno (algunos tienen como requisito un determinado atrezzo, otros ni siquiera lo requieren). No importa, cada cuál va a lo suyo, a pasárselo bien y no pasa nada por haberse pillado o no un traje acorde. De todas formas, si tienes mucho trauma, el primer día hay un taller para hacer gorricos de campaña, así que te puedes solucionar el tuyo y hoygan, ya es otra cosa.

¿Alguna duda? Muchas, espero... pero todas se solucionan aquí: www.encuentrosrunicos.com

Recomendando Lily Marlene en voz de la Dietrich. Y un digestivo fuerte, que estamos en guerra, señores.

samedi, mars 17, 2012

Dieç y siete de março de MCCXXVI: "Tiempo a buen precio para todos, por caridad"

Hace mil leí un post en el blog de Lothíriel sobre el tiempo que me dejó marcada. Venía a ser algo así como que nos pasamos la vida deseando que llegue la hora de salir del trabajo, de que llegue el fin de semana, de que lleguen las vacaciones... y luego no damos crédito a lo rápido que pasa el tiempo: ¿Ya estamos en verano? ¿eso fue el año pasado? ¿ya han pasado diez años desde que nos conocemos?

El tiempo no existe en el espacio y en la tierra es una medida inventada por el ser humano para situar el orden en el que suceden las cosas, o eso nos dicen en el cole. Que exista o no el tiempo no tiene que ver con que se nos estropee la fruta en el frigorífico o que Nicole Kidman se haga mayor por mucho bótox que se meta. Las cosas suceden igual, la fruta se oxida y Nicole Kidman también y aunque las horas parecen no transcurrir nunca en el trabajo, el tiempo pasa de manera inexorable y yo tengo la sensación de no tener tiempo para hacer nada de lo que quiero. Y es que admito que tengo una cabeza dispersa y me gustaría hacer muchas cosas.

En el trabajo suelen reírse de mí por esto mismo. Porque siempre digo que me gustaría hacer esto o esto otro pero no tengo tiempo. Siempre hay una que asegura que sí que hay tiempo, que tengo que organizármelo mejor y lo de más allá, pero no es cierto. Si sólo quisiera hacer deporte, aprender euskera o pasarme por tal tienda tendría tiempo de sobra para todo eso, pero no es así... en las escasas horas que nos deja el tiempo partido veo cómo se me acumulan las series pendientes, las películas o los libros, tengo libros y cómics míos que nunca he leído, no hablemos ya de los ajenos, no toco un videojuego desde ni me acuerdo, básicamente porque sé que no tengo medida y que no me basta con jugar una o dos horas al día (que ya de por sí, me impedirían hacer el resto de cosas ese día), sino que no soy capaz de jugar menos de ocho todos los días. Y no tengo ocho horas todos los días. No hablemos de las cosas que me gustaría aprender... me gustaría coser mejor, tengo recetas acumuladas que nunca tengo tiempo de hacer, me gustaría aprender idiomas, hace la tira que quiero ponerme a hacer cosas con cuero, se acercan Rúnicos y no tengo muy claro que vaya a tener tiempo para hacer algo de ropa para nosotros, aunque me gustaría mucho porque esta temática me encanta, maldita sea, llegará el día de irnos al Drachen y seguramente me iré con rabia de no haber hecho toda la ropa que quería, es lo que hay. Y por no hablar de las aficiones que tengo abandonadas y agónicas por falta de dedicación en los últimos años, como pintar o tocar instrumentos. Me da pena pero a todo no se puede dedicar una y no hay tiempo material para vivir. Aparte de todo esto, además, pretendemos tener vida social y como haciendo esto y lo otro hemos terminado por conocer a demasiada gente, es complicado mantener el contacto con todo el mundo, bien sea en persona, bien por una llamada telefónica de cuando en cuando, por el guachap que tenemos ahora casi todos o por el messenger de toda la vida.

Y no es que no haga cosas por dejadez, no. Muchas veces es por cansancio, pero generalmente llego a casa y me pongo a hacer esto o aquello. Lo malo es que "esto o aquello" muchas veces tiene que ser poner una lavadora, hacer la cena o recoger la cocina. Maldita sea este rollo de habernos hecho mayores, entre trabajar y asumir responsabilidades varias ¡no hay tiempo para nada!

El tiempo se nos escurre de las manos y nunca hay tiempo para hacer todo lo que queremos. Mientras, el personal va por ahí diciendo que está aburrido en casa. ¡Aburrido en casa! La gente se aburre en casa, atención, cuando otros no vemos la forma de sacar rendimiento a las escasas horas libres. Yo me aburro en el curro, pero no en casa. El tiempo se distribuye de manera injusta cuando a unos les sobra y otros tenemos que hacer encaje de bolillos con la agenda. Y digo yo... ¿alguien sabe cómo hacer cigarrillos de esos de los hombres grises? Digo por distribuir unos cuantos entre la gente que se aburre y quedarnos con su tiempo, maldita sea. Mala es la vida del que tiene más aficiones de las que normalmente disfruta el resto de la sociedad.

Hoy, sábado, me he levantado a la una y pico de la tarde porque estaba literalmente hecha unos zorros (no, una zorra no, hoy era hecha unos zorros). La primavera que va haciendo acto de presencia, supongo, ayudada por una semana sin parar, yendo de un lado para otro, cumpliendo cuatro días de cinco en el gimnasio (y porque el miércoles lo tengo de descanso... la comida la tengo ocupada y por la tarde tocaba partida). Me toca las narices mil y vuelta haberme saltado hoy la clase de confección, pero si he dormido casi doce horas de tirón, supongo que ya me iban haciendo falta.

En fin, menos cháchara y más actividad que tenemos una tarde ocupada... Recomendando "The man who sold the world" en la versión original, por supuesto, la de David Bowie. Como acompañamiento un té rojo de caramelo con vainilla como el que me voy a tomar yo ahora mismo y que tuvo fans y detractores cuando lo puse en la partida del otro día. A mí, personalmente, me encantó.

dimanche, mars 11, 2012

Dieç de marzo de MCCXXVI: "Europa, Europa"

A ti, a mí, a toda nuestra generación, a parte de las anteriores y, sobre todo, a las siguientes, nos educaron para ser europeos. Europeos, hoygan. Sonaba estupendamente. Lejos de aquella España retrógrada, cutre y de pandereta con la que no conseguíamos sentirnos identificados, se nos ofrecía una vía de escape digna: ahora íbamos a ser europeos. Europa, esa vieja tierra manchada de la sangre derramada en infinitas batallas de repente se erigía como un gran titán que se opondría a Estados Unidos.

Creíamos, insensatos, que si nos uníamos todos los europeos frente al enemigo común, el coloso yanki que amenazaba con destruirnos, podríamos salvarnos. Europa se alzaría frente a Estados Unidos. Se alzaría manteniendo los grandes ideales europeos y así, frente a ese gran estigma del capitalismo, Europa se erigiría como guardiana de la cultura, las artes, el conocimiento y las labores sociales. Una gran Europa que sería justa para todos los ciudadanos, orgullosos de ser partícipes de un sueño común.

Era tan bonito que no podíamos creérnoslo y al mismo tiempo crecimos deseosos de que aquella idea que tenía raíces ya puestas, se convirtiera en realidad. De repente aprender inglés era crucial para cuando pudiéramos trabajar en Alemania o en Grecia, claro que sí. Veíamos en la tele los juegos aquéllos, como se llamaran. Esos en los que todos nos enteramos de que existía San Marino y que iban de amarillo a la vez que España era roja y Francia azul. Veíamos dibujos animados realizados por varios países en comunidad. La promesa se hizo más creíble cuando se empezó a hablar de la moneda común. El Ecu, nada menos. No habría diferencia entre nosotros y los italianos, o los ingleses, porque todos dominaríamos el inglés, usaríamos nuestros ecus y podríamos movernos libremente de aquí para allá sin llevar pasaporte. Una sola nacionalidad para todos. Exactamente igual que los yankis ¿no? que uno puede ser de Luisiana y otro de Virginia y oye, todos somos hermanos y crecemos en nuestra particular "tierra de las oportunidades".

El ecu no pasó de ser un interesante objeto del deseo para los numismáticos. Para el resto, el sueño de Europa empezó a empañarse cuando llegó la auténtica moneda común: el euro. Pobres insensatos. Después de las calculadoras conversoras, las tablas, las equivalencias (sí, hombre, que 30 euros son 5.000 pst. y 60 son 10.000) y conseguir hacer perder cordura a toda la tercera edad, el españolito de a pie descubrió que un café valía un euro cuando de toda la vida pagar más de 100 pst. había sido un robo. Y las cuentas no cuadraban. Vivir con 100.000 pst. era tener un sueldo digno con el que uno podía pagar su parte del alquiler, comprar su comida y sus vicios y hasta viajar, vivir con 600 euros nunca sirvió para nada. La diferencia entre estos dos sueldos... un par de meses. Aún hay quien inocentemente aún hace sus equivalencias: "pero entonces... ¡la cena nos ha salido por cincomil pesetas!" No, majo. Cincomil pesetas eran una cantidad importante y treinta euros se van de las manos en cuanto uno comete el error de sacarlos de la cartera.

España era España y Europa al mismo tiempo, pero nada parecía muy tangible. Que si Bruselas, que si los eurodiputados, pero nadie sabía nada de esa gente. Lo importante era si subía el ladrillo, si aquí se iba a vivir bien y si nos podíamos ir de vacaciones o no. A visitar esa Italia poblada europeos tan dignos como nosotros. Pero entonces llegó la crisis y la tragedia. Y ahí fue donde nos enteramos de que Europa existía, que formábamos parte de ella y, sorpresa, eso no era necesariamente bueno.

La gran Europa que velaría por todos sus habitantes ha resultado ser una copia malcarada de los yankis. Si vosotros sois capitalistas, nosotros neoconservadores. La cultura, el gasto social y lo de más allá importa poco menos que nada, lo importante es la solvencia de los países, las primas de riesgo y la puntuación otorgada por las agencias de calificación, de cuya existencia nadie estaba informado. Todos los ciudadanos tendrán sus puestos de trabajo, sí, pero con sueldos tan míseros y condiciones tan lamentables que rozan el esclavismo. ¿Cultura? ¿Seguridad Social? Por supuesto, para quien pueda permitírsela. ¿No era esto lo que esperaban? No se preocupen, no piensen que ha sido una mala elección, nadie les permitió elegir.


Nos están ahogando con la intención de cubrir un déficit para pagar una deuda que nadie tiene muy claro de dónde ha salido, "de haber vivido demasiado bien estos últimos años". Habrán vivido bien ustedes, porque el ciudadano medio ha trabajado como un capullo de sol a sol. Se nos extorsiona para pagar una deuda entre las clases menos favorecidas, mientras que los causantes de la crisis, ávidos de seguir chupando del bote que les da de comer, no sueltan una peseta, ecu, euro o lo que corresponda, pero el bote cada vez es más pequeño y los chupópteros se multiplican. El ciudadano de a pie está obligado a pagar una deuda para no sufrir represalias de una Europa que no concede ninguno de los beneficios prometidos, sino todo lo contrario. Y la pregunta, a fin de cuentas es... si no nos beneficia estar en la Unión Europea ¿por qué somos tan subnormales de seguir pagando para estar dentro?

Piensen en Argentina, después de su crisis optó por no pagar la deuda que tenían contraída, buscaron un mercado emergente en otros países y su crecimiento es muy superior al de cualquier país de su entorno (y del nuestro, dicho sea de paso). Piensen en Islandia, encarcelando a los causantes de la crisis, negándose a pagar su deuda con Europa, creciendo. Respetando a sus ciudadanos, mejorando su capacidad adquisitiva y creciendo económicamente. La pregunta es ¿por qué somos tan imbéciles de querer seguir pagando? ¿por qué no metemos a toda esa gentuza: banqueros, políticos, reyes en la cárcel y seguimos tirando para adelante?

No sé ustedes, pero a mí me repatea tener que pertenecer obligatoriamente a una Europa opresora donde mis intereses como persona importan un cuerno y yo, que iba para Europeísta, que siempre dije que el mundo tendía a la globalidad y había que adaptarse, ahora creo que me dan bastante por detrás la globalidad, el europeísmo y su bendita familia, que lo que quiero es vivir dignamente y que también lo haga la gente que me rodea y que si podemos mandarles a la mierda, no sé qué rayos estamos haciendo con nuestras vidas.

Tomando té de champagne con fresas porque hay costumbres que no se deben perder. Para escuchar recomiendo el "Speed of Sound" de Coldplay, porque incluso Coldplay tienen una canción que a mí me gusta ¿tiene la Merkel algo que me pueda gustar?