Lunes, siete y cuarto de la mañana. Suena el despertador. No me lo puedo creer... ¡acabo de cerrar los ojos!. Sueño, mucho sueño, las miserables horillas que llevo en la cama no han servido de mucho. Sueño, dolor de garganta, afonía, espalda cansada, tripillas algo revueltas. Los Sanfermines han dejado huella . Ya no estamos para estos trotes, dicen... pero mola.
Dicen por ahí que en la adolescencia y post-adolescencia se utiliza toda la semana para reponerse del finde y cuando eres más mayor es al revés, se utiliza el finde para descansar lo de la semana. Ambas deben de ser opciones muy razonables, en serio, pero nosotros últimamente llevamos una espiral de desenfreno que nos impide descansar el finde lo de la semana ni la semana lo del finde. Está muy bien ¿eh? pasárnoslo, nos lo pasamos divinamente. El problema que es que yo, personalmente, ya no puedo ni con mis tabas.
Si en invierno me pasé un poco de hibernación, en verano me está pasando lo contrario. Los últimos findes han tenido de todo y en buena cantidad: cenita-desfase en Pamplona con mi hermano, mis primos, Paula y Marcelo, juerga pre-Sanmarcialera en Irún (algo deslucida por un asunto relacionado con una cena muy mal servida y unas hojas de reclamación), cenita en casa (en teoría para celebrar la vuelta a casa de Raziel y Nuria, aunque también sirvió para celebrar el cumple de Rober y para que el vino, los cócteles y los cubatas corrieran de mala manera) y, finalmente, Sanfermines.
El año pasado me quedé sin pisar Pamplona en fiestas "por problemas estructurales", por así decirlo, y hacía mucho, pero mucho tiempo que no me perdía unos Sanfermines enteros. Este año tampoco he podido coger un sólo día de fiesta en el curro (cosa que me toca la moral infinitamente) pero al menos he podido pisar el territorio patrio el fin de semana. Y es que lo malo ahora ya no es vivir en otra ciudad, porque estoy al lado, sino no poder disponer de días de vacaciones. Peor hubiera sido estar en Pamplona y trabajar, a fin de cuentas. Pero bueno, más vale un finde que lo que padecí el año pasado y la verdad es que le hemos sacado bastante rendimiento. Pena que se me quedó cortita la farra del sábado porque nos dispersamos del grupete de Mikel y luego ya no nos pudimos volver a reunir (ainnns). Eso sí, el domingo nos resarcimos levantándonos prontito para visitar bares de pintxos (Bardet, sé que estás ahí... sí, hay bares de pintxos en Pamplona, he dicho, haz el favor de venir a comprobarlo).
Pues eso, poco tiempo pero bien aprovechado. Al menos nos dio tiempo para catar un poquillo de todo... farra noctura, farra del metal en el Atxiki, farra con las peñas a la salida de los toros (incluso se planteó que fuéramos a los toros... cosa que a mí no me interesa lo más mínimo salvo por la juerga que lleva esta panda de desarrapados, que me parece a mí que si no les ponen toros delante ni se enteran), algún cubatilla en casa de Mikel, bocatas por ahí, buena cerveza, mala sidra y peor vino (y muy frío), un concierto de Söber al que yo no habría ido por voluntad propia pero donde me lo pasé realmente bien (hacer el gañán con Rober, Homer y Mikel algo debió de tener que ver), el club de la lucha protagonizado por unos criajos en mitad de la Plaza San Francisco (este espectáculo no estaba en nuestro planning, pero fue, er... "curioso", "curioso" es la palabra), pintxos por Pamplona, un paseo tranquilo por las murallas, una visita al Vienés, ver a "la mejor txaranga del mundo" versionando tremendamente bien canciones de Abba o de Off Spring (o la cancioncilla de la Century Fox, os lo creáis o no)... así, en general, de todo y bien servido. Y sobre todo, como no podía ser menos, en la mejor compañía.
Eso sí, me faltó poder quedar con algún que otro ciudadano patrio... eché de menos echar algún café con Álvaro o con Cecilia, encontrarme por ahí con Fingolion o echarme unas risas con Urko, Manu, Melkia y Xabi (que hace mil y pico que no os veo). También eché de menos ir al encierro de empalmada o a las dianas, o salir de farra con las peñas por la mañana, pero lo dicho... el tiempo dio para lo que dio y me parece a mí que tampoco es para quejarnos.
Sólo espero que el año que viene tenga días de vacaciones de "libre distribución" para poder sacarles un poco más de miga a los Sanfermines. Jos, que tampoco pido los nueve días (aunque no diría que no, faltaría), pero aunque sea poder estirar a cuatro o cinco habría sido una gozada.
Pues eso, fin de semana agotador pero que, contra todo pronóstico, me ha servido para reponer pilas. Y es que he empezado la semana hecha unos zorros y sin condenada gana a trabajar, pero qué queréis que os diga... con una sonrisa de oreja a oreja. Al menos he recargado fuerzas para sobrevivir sin asesinar a nadie durante las tres semanas que me quedan antes de unas merecidísimas vacaciones.
Y dicho esto... me despido tomándome un rooibos struddel y con una recomendación musical. Esta vez no es una canción, sino un disco. Un discazo, mejor dicho. Y no es otro que el último de Amorphis: "The Beginning of Times". Tenía mucho miedo de escuchar algo nuevo de esta gente considerando lo tremendos que son los tres discos anteriores que tienen. O quizá más que miedo, lo que tenía es poca gana, pereza, no sé... quería poner Amorphis y me ponía el "Silent Waters" mucho antes que conocer nada nuevo y que fuera peor, jajaja. Pues bueno, después de no parar de escuchar el último disco en los últimos días... confirmo que está completamente a la altura de los anteriores por difícil que parezca. Así que ya sabéis... aunque ya sé que no me hacéis ningún caso en las recomendaciones, malditos.
1 commentaire:
Yo tampoco conocía el tuyo, jajaja. Buenos San Fermines, :P.
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