El tiempo pasa a una velocidad de vértigo y, para cuando nos damos cuenta, ya han pasado dos semanas, tres meses, un año. El fin de semana se pasa a una velocidad que dan ganas de llorar. Hace casi un mes de Rúnicos. Llevo seis meses currando en donde estoy (el hecho de que se me acabe el contrato y afortunadamente, me lo renueven, me hace tenerlo muy presente). Llevo ya seis meses viviendo en esta casa. Hace un año que me fui de Zaragoza.
El tiempo pasa y, aunque a muchos no les guste, nos hacemos más y más mayores. La mayoría de la gente de mi círculo habitual ronda o sobrepasa los treinta (algunos "aún" y otros "ya" los ven lejanos) y, a estas alturas, a mucha gente de mi entorno le encantaría pensar que no ha llegado a los veinticinco.
Ojo, la primera en decir que tener tal edad o tal otra no tiene por qué suponer impedimento para que cada cual haga lo que le parezca soy yo. Sin embargo, de ahí a querer vivir como si tuviéramos veinte años hay un trecho. La adolescencia ha pasado hace ya una buena temporada (a Dios gracias, vista años después, no es plato de buen gusto) y hace ya una buena temporada que nos toca vivir como "personas adultas" o algo que se asemeje.
No culpo a los piterpanes que andan sueltos, que conste. No hay más que ver películas u ojear revistas. El mundo actual (no era así hace veinte y menos cuarenta años) está hecho para tener veinte años, y la veintena sólo dura diez años en la vida. Y encima es casi al principio. A esas edades, uno anda tan poco curtido en la vida que hace el idiota y le toman el pelo a base de bien, por mucho que los disfrute. Y lo que es peor: le preocupa tremendamente lo que los demás piensan de su persona (aunque he de decir que yo tuve a bien superar esa parte rápidamente, jajaja). Y es que ya dicen en Mad Men una frase que me encantó. No la recuerdo textualmente, por desgracia, pero venía a ser algo del tipo a: "tendemos a pensar que los jóvenes son una versión más fresca de nosotros mismos, pero no es así, son sólo son unos críos".
La gente, los piterpanes, andan por ahí asegurando que les encantaría volver a los veinte con lo que saben ahora. Muy bien, qué listos, precisamente tener veinte años está relacionado con no saber lo que sabes ahora ¿o crees de verdad que en tal caso soportarías a la gente de esa edad?. También me encantó algo que escribió Lothi por ahí "los treinta no son los nuevos veinte, los treinta sólo son los treinta" y creo yo que ésa es precisamente la gracia que tienen.
Llámenme conformista, pero yo siempre tiendo a pensar que la mejor edad que se puede tener es la que tengo en el momento en que opino. Estaba encantada con quince años y estoy encantadísima de tener ahora ni más ni menos que la edad de Cristo y que venga lo que quiera venir. Es cierto que ahora tenemos menos libertad para hacer lo que queremos pero tenemos mucha más autonomía. Tenemos responsabilidades, sí, hay que currar, pagar el piso, lo de más allá, pero no hay que rendir cuentas a nadie. Nos cansamos antes, puede, también trabajamos mucho más... pero también tenemos la madurez suficiente para disfrutar de cosas que antes no disfrutábamos, de saber qué queremos y cuándo y de quién nos queremos rodear y con quién estamos perdiendo el tiempo. Tenemos más claro hacia dónde queremos ir, aunque a fin de cuentas eso debe de llevar toda una vida aprenderlo. Muy posiblemente, cuando tenga cuarenta años pensaré de mi yo actual que era una incauta y que me quedaba mucho que aprender. Al menos así lo espero.
¿Y usted? ¿Es usted un Piterpán moderno? (Soniuca, tú no vales, que de momento no pasas de Querubina).
Recomendando... té negro con amaretto (sigh, acabando el paquetillo). Y un poco de música de Vivaldi, el concierto "Madrigalesco".
2 commentaires:
JAJAJAJA, me muero. ¡Te juro que te iba a decir que yo era una piterpana pero no una moderna (¿o era al revés...? No, no. Lo he dicho bien)! Pero si no puedo contestar, pues nada, ya no lo digo.
Seré una cría, pero envidiáis y admiráis mi frescura y mi aire despreocupado, ¡y lo sabéis!
Jajajaja psé, no sé qué decirte, llevo demasiado tiempo estando en el lado oscuro del mal como para querer volver a la inocencia, la frescura y todo eso, jajaja.
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