mardi, février 17, 2009

Diez y siete de febrero de mildoscientos vint i tres: El amor de nuestros abuelos

Supongo que con este post me voy a ganar unos cuantos antifans, pero bueno, hace tiempo que no lo hago y eso no puede ser. Me estoy volviendo floja o algo con mis comentarios, jajaja. Nadie se los puede tomar mal ni nada, qué asco, dónde vamos a parar, el mundo está desgobernado y tal.

Mi odio de los últimos tiempos va dirigido letalmente contra lo que yo llamo el "amor made in Hollywood". Y si hace muchos años que le tengo una tirria considerable, últimamente me están llegando noticias o comentarios de personas que por uno u otro motivo están siendo víctimas propiciatorias de algo que se está convirtiendo en un mal endémico en esta sociedad.

Cuando hablo del "amor made in Hollywood" me refiero a todas esas historias de "enamoramientos a primera vista" o de "siempre que nos encontramos tengo mariposas en el estómago" (muerte a las mariposas en el estómago). A esas historias y sensaciones que todo el mundo siente al inicio de una relación (o de un calentón de un día) y pueden durar desde un par de horas a cosa de año y pico. No dura más, es lo que hay. Aunque en el cine se molestan en introducir música de violines y a todo el mundo le parece muy bonito y muy mágico, en realidad, debe de ser la parte del amor que menos magia tiene. Es cuestión química y poco más. Finalizado ese plazo es cuando a media humanidad le da por decir eso de "es que ya no siento lo mismo que antes". Nos ha fastidiado, pues claro que no se siente lo mismo que antes. De hecho, yo no siento lo mismo que antes por mi hermano, ni por mis gatas, ni por mis amigos. Las cosas cambian, las experiencias le cambian a uno y cambian sus relaciones con el entorno.

Cuando dos personas deciden estar juntas, se conocen, se respetan y se comprenden, el amor, necesariamente debe ir a más porque aumentan las experiencias juntos y se han compartido muchas más cosas. No digo que por narices tenga que durar siempre, ni muchísimo menos. De hecho, la experiencia dice que en la mayoría de los casos, tarde o temprano, las cosas se van al cuerno. Hay miles de motivos por los que las cosas pueden estropearse: por problemas de convivencia, por desavenencias en las formas de ver el mundo, por proyectos de vida incompatibles (que pueden ser desde que uno quiera tener hijos y al otro no le haga la menor gracia a que uno sienta la necesidad de largarse a vivir a otra parte y al otro no le apetezca y no se vean posibilidades de seguir), por millones de cosas, pero la mayor sandez es dejar a alguien "porque no se sienten las mariposillas del principio". Me parece de un infantilismo salvaje. ¿Que no se sienten las mariposillas? ¿y qué hay de TODO lo demás?

En cierto modo es un error de la sociedad de los últimos decenios. De la seguridad de poder conseguir fácilmente lo que deseamos aquí y ahora. Se aplica a todos los campos. La gente no quiere estudiar, prefiere aprobados fáciles copiando al de al lado. No se quiere adelgazar comiendo sano, sino con dietas express. No se quiere leer para estar informado, para conocer, sino ver de pasada revistas o magazines televisivos de caca. Se quiere máxima satisfacción al mínimo precio. Desgraciadamente, la satisfacción no es nunca equiparable a la que se consigue con trabajo. Lo que hace unas décadas se consideraba normal, ahora se considera un absurdo. Ya se sabe "los abuelos se quieren porque se han tenido que acostumbrar, tantos años viviendo juntos...", pero la gente no se plantea eso de "los abuelos han tenido sus más y sus menos, pero tenían claro que querían estar juntos y afrontaron todos los problemas que se les presentaron por delante, y aprendieron a quererse" (ojo, que nadie se equivoque, que no hablo de TODOS los abuelos ni alabo la ideología de principios de siglo... que también se podría comentar un buen rato, simplemente alabo la vida que han llevado las personas concretas y que la sociedad ha apoyado).

El problema del amor es que cada cuál otorga ese nombre a algo diferente. Hay quien considera que es el calentón del principio. Otros, de los que también se puede hablar largamente, piensan qué clase de pareja quieren y adaptan la suya a sus deseos. O la manipulan, o viven amargados, que también los hay. Yo soy más afín a la teoría antigua de que es algo que debe construirse día a día, que cuesta lo suyo, que el otro no es un ser perfecto al que se deba idolatrar, sino una persona con las mismas virtudes y defectos que cualquier otra, pero que por el motivo que sea se ha elegido para compartir un tiempo de vida, quién sabe si toda.

Recomendando... un té blanco aromatizado como el que me voy a preparar ahora mismo. Para escuchar prueben con la BSO de "la novia cadáver", que también se las trae. Buenas noches...

10 commentaires:

Marcos Domínguez a dit…

¿Qué puedo decir? Estoy 100% de acuerdo!!! El amor es algo complejo, que se sustenta en la complicidad, el respeto, el cariño y la amistad. Esas cosas se logran con tiempo y vivencias, de modo que las mariposillas de la discordia son algo más hormonal y relacionado con la expectación ante la novedad, que verdadero amor. El efecto mariposa:
Una mariposa bate las alas en tu estómago y en otra parte de tu vida se produce un ciclón devastador.

Anonyme a dit…

Firmo este post desde el comienzo hasta la última letra. Sin cambiarle nada de nada de nada de nada.
Por otra parte, estoy seguro de que las mariposas en el estómago, demasiado tiempo, producen arcadas!

Abué

Nexo Gure a dit…

Cuando se quiere a alguien, sigo pensando que sin esfuerzo no hay solucion para los problemas. Si quieres a alguien no hay nada peor, que ni siquiera intentar arreglar las cosas que se pueden solucionar y encima pensar que es porque no sientes lo mismo que antes... a veces comunicarse es dificil, pero es la solucion a todo para bien o para mal y aceptar como somos. Eso y no vivir en un jardin de ababoles...

Eleder a dit…

Nada que añadir al post ni a los comentarios :)

Azelaïs de Poitiers a dit…

Bah, pero vosotros porque sois majos, jajaja. Pero seguro que hay gente que se lee y se enfada. Y se creen que lo he escrito por ellos, que es un superpoder que tienen mis post y que yo no siempre puedo controlar, jajaja.

Sí que lo he escrito a raíz de conversaciones concretas de los últimos tiempos, pero no desde la maldad, la verdad...

eledhwen a dit…

Pues me parece que te ha salido el tiro por la culata, maja XD.
Más que antifans vas a conseguir que te hagan un club de fans (¡Oé, oé, oé!!)
Al menos, a mí ahora me gustas un poquito más ;D

Último Íbero a dit…

Tienes mucha razón, Isilwen. Estoy bastante de acuerdo contigo.

El amor es muy curioso, a veces es como un rayo (explosión de luz, sonido y fuerza que se desvanece con la misma velocidad con que ha llegado). Otras, en cambio, es como una brisa suave y fresca (aparece poco a poco, refresca, despierta, te hace sentir bien y no quieres que termine nunca).
A veces es un vendaval (lo destroza todo), otras es una sequía (te seca por completo).

Y en algunas ocasiones es (y os pido que me permitáis la cursilada) un milagro que se repite día a día, cuando ves a tus hijos, cuando te despiertas al lado de la persona que quieres, cuando le descubres una nueva cana, cuando cruzas la mirada y te descubres en reflejado en sus ojos. Ese amor también existe y, en el fondo, es el que todos querríamos encontrar al menos una vez en la vida.

Alt a dit…

Chapeau querida. 100%.

Por cierto, me moló una barbaridad desayunar contigo. Y el resultado es Bristol... Ah, qué felicidad ^^.

Besazísimos!

Anonyme a dit…

Uhmm, pues no lo sé, porque para mí nunca es así, y como este es un tema del que sólo se puede hablar de primera mano, pues no sé que decir.

Azelaïs de Poitiers a dit…

Jajaja, gracias, Eledhwen, pero tú también eres maja, jajaja. Y claro que me habrán salido antifans, ni lo dudes, pero no entre la gente cabal.

Antes yo también pensaba que había muchos tipos de amor, Amandil, pero ahora sólo me quedo con la cursilada, qué quieres que te diga. Hay muchas formas de iniciar relaciones, y muchas no llegan a buen puerto, pero en caso de llegar... necesariamente tienen que llegar a lo último, al día a día conociendo lo bueno y lo malo de la otra persona y dejándonos conocer poco a poco. Lo de los hijos ya no sé, porque en esos berenjenales no me he metido, jajajaja.

Altáriel, guapetona, fue genial tenerte por aquí, pero supo a poquito, que conste. Otra vez te vienes con maletas, jeje. Aunque me voy a tener que plantear lo de ir a verte a Santander con la bufanda debajo del brazo, que ante semejante insinuación una señorita bien educada debe responder, jaja.

Te doy la razón, Lothi, son cosas que hay que conocer de primera mano, pero hay gente que no quiere ver lo que tiene en la mano. O mejor dicho, no quiere disfrutar de una historia compartida, sino la única autosatisfacción de la subida de hormonas inicial, si ustedes me entienden.