Suavizando un poco el tono del blog (y batiendo un montón de records personales en publicación de entradas por mes)... hablemos un poco de ludopatía. Son las seis de la mañana, acabo de volver de casa del abuelo Fëanor después de batirnos durante largas horas con el felfo, Nando y Clara en una gran batalla por dominar Italia. No había jugado nunca al Machiavelli (de hecho, de los cinco participantes, sólo Fëanor había jugado) y puedo asegurar que hacía la tira que no disfrutaba tanto con un juego de estos "tipo risk". De los muchos tipos de juegos de mapas que circulan, éste es de los que permiten periodo de diplomacia con los demás jugadores. Ya saben: pactos, alianzas, puñaladas traperas... esas cosas. El juego ofrece posibilidades de invasiones, diferentes tipos de ejércitos, guarniciones y perrerías varias a la hora de operar: se puede conspirar y sobornar a los ejércitos del enemigo. Se pueden pedir préstamos a la banca (malditos judíos usureros) y quedar completamente endeudado (y sufrir las consecuencias). Si a esto sumamos que prácticamente no hay tiradas de dados, el juego resulta muy original, porque las alianzas con otros jugadores resultan imprescindibles. Y claro, ningún jugador puede ser fiel a todos sus pactos, jajaja. Eso sí, habré de decir que la más trapera de la noche he sido yo, que he vendido a Clara de la peor de las maneras y encima, por un error de desconocimiento de reglas, me he metido con ella en unas guerras terroríficas que siempre quedaban en tablas, jajajaja. La próxima vez haré la puñeta mejor.
La cosa ha gustado, pese a que el desconocimiento de reglas nos ha llevado a todos a cometer gloriosas meteduras de pata. Sabiendo jugar, tiene que ser impresionante. El caso es que, como el juego ha triunfado, hemos decidido comenzar una partida por e-mail. Con juegos tan largos como este, la verdad es que jugar por correo puede ser más que interesante. En modo presencial es realmente chungo terminar sacar tiempo para terminar una partida, porque se pueden eternizar más que mucho. La de hoy ha tenido que ser abortada porque teníamos la cabeza ya espesísima. Nunca he jugado una partida de estrategia por mail, así que a ver si de verdad la llevamos a cabo, que como somos unos merluzos... o nos ponemos ya, mañana mismo o así, o no sé si llegará a buen puerto. ¡Espero que sí!
Como ya dije hace un par de post, últimamente la ludopatía friki puede conmigo. Sola o acompañada, igual da. El finde pasado vinieron Diego y Banune y volvimos a repetir el mismo esquema de siempre: viernes juerga, sábado Ikea por la tarde (¡por la mañana estuve con la guapetonísima de Altáriel!) y noche de juegos que tampoco estuvo nada mal. Aparte de una partida de zombies que no nos hizo mucho chiste a ninguno, el resto de la noche (y gran parte del domingo) fue invertido en jugar a un infierno llamado "Jungle Speed" que trajeron estos. Un maléfico y terriblemente adictivo juego de cartas de estos de velocidad y concentración que casi termina con nosotros. De hecho, juraría que se nos pegaron varios tics, jajaja. Si cae en vuestras manos, os lo recomiendo más que mucho. Nosotros tenemos plan de comprarlo en nada.
Pero como no siempre se disfruta de tan gratas compañías, descargo mis ansias ludópatas por otros lados y ahora mismo el que más tiempo me está haciendo invertir es el "Castlevania: Dawn of Sorrow" de la DS. Menuda gozada. No disfrutaba de un juego de arcade de semejante forma desde que nos hartamos de la Sega y me dediqué completamente a los juegos de aventura gráfica, rol o estrategia. Merece la pena un montón recuperar el género, la verdad, y es que los Castlevanias siempre han sido juegos de calidad asegurada.
Por lo demás, no paro de ver películas últimamente, me estoy poniendo al día con un montón que tenía pendientes. Aunque la verdad es que esta vez mi adicción peliculera viene de la mano de la necesidad (real y psicológica) de hacer punto como una abuela. Por Dios, no hacía punto desde que era criaja. De hecho ni me acordaba de cómo se hacía, pero nada, en un ratillo que me explicó mi madre las cuatro tonterías necesarias en Pamplona, ya me hice mis apaños y una semana después ya tenía terminada mi primera bufanda, jajaja. No veáis qué satisfacción y qué orgullo. Es mullidita, acolchadita y calentita. Me ha quedado majísima, así que la he estrenado y la he llevado unas cuantas veces. Es la mar de "ponible", como dice Sûl, jeje. Por supuesto, no se me habría pasado por la cabeza ponerme al tema de no ser porque necesitaba una bufanda Slytherin para el vivo de Hogwarts (así que sí, lo habéis adivinado, la bufanda es a franjas grises y verdes). Pero oye, resulta que hacer punto es toda una adicción y que por lo visto no se me da nada mal, así que, como he pactado también hacer las bufandas de Diego y Álvaro, tengo trabajo para rato (aunque no por mucho tiempo, la de Diego ya tiene unas cuantas franjas). Cuando termine con esto y con las túnicas que también les dije a Diego y Edurne que les haría (no, no soy tan solidaria, no creáis, a ver si pensáis que me voy a hacer yo la varita y el caldero, jeje), es posible que me plantee sacarle partido a mi recién descubierta habilidad y me plantee hacerme una chaqueta o algo. También es posible que no vuelva a coger unas agujas en la vida, que todos sabemos que vivo en la parra, pero bueno, ahístá la posibilidad.
Y dicho esto, me voy a la camita, que no he puesto la calefacción al llegar y estoy empezando a tener bastante freshko y tal. Y sueño, todo sea dicho. Recomiendo un buen traguillo de aguardiente de hierbas, como el que nos ha ofrecido el patriarca (y vive Dios que ha hecho falta para acompañar ciertos "amargos tragos", ejem) y de música la "Marcia alla turca" de Mozart, que también ha sonado y me he puesto tierna. Buenas noches...
8 commentaires:
Jaja... fue muy divertido.
Odio tener que admitirlo, pero jugué fatal. No es un sistema en el que uno pueda permitirse ir por libre, y menos en las circunstancias en las que empecé.
Creo que estaba yo muy macarra, y como NO ME FIABA DE NADIE, preferí dedicarme a dar mal a todos y agarrarme a cada palmo de tierra hasta el final.
Aun duré mucho más de lo que debería ;P
Ay que te pones tierna, tontona xD.
¿Pues sabes qué? Que me encantaría darme a la frikiludopatía, pero no tengo con quién. Y hacer una misma de todos los jugadores puede aburrir, por sorprendente que parezca (no, jugar el cuádruple no entretiene más).
Tú sí que eres guapetonísima.
Ciao bambina!
Y doy fe, la bufanda mola una barbaridad.
Pero qué bien me lo pasé! Para cuando la próxima?
Bueno, todos jugamos mal por desconocimiento. Yo hay cosas que no volveré a hacer nunca jamás. O sí, a saber...
Y a tí, Altáriel, lo que te pasa es que no te vienes. Si te vinieras, haríamos sesión especial ludópata en tu honor.
La próxima cuando digáis, Awe, yo me apunto a lo que sea. Tengo haaaambre de juegos de mesa, jajaja.
Algo está pasando contigo para que escribas tanto últimamente ;P
Jungle Speed mola :D
Jajaja ya te digo, pero voy a andar desconectada unos días. De todas formas, tengo plan de seguir escribiendo a este ritmo, a ver si lo consigo (porque tengo este plan desde que empecé el blog, creo, jaja). Ya lo creo que mola Jungle Speed y Machiavelli no te quiero ni contar. Cuando vengáis hay que montar una timba de estas.
necesidad de comprobar:)
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