lundi, août 27, 2007

Veinte y siete de agosto de mildoscientos veinte y uno: Recuerdos lluviosos

La lluvia me pone contenta, es un hecho. Un hecho particularmente doloroso, por cierto, porque en esta ciudad no llueve nunca. Ya veis, toda España inundada y aquí el agua se acercó de pasada. Ya es triste. Pero el caso es que el viernes y el sábado llovió y de alguna manera cuando me estaba calando el sábado noche cuando iba, cerveza en mano, camino a donde habíamos quedado para salir pensé que era preludio de una gran noche, jaja. Quizá porque acertadamente no me puse rimmel, jajaja. Aunque bien pensado, hay quien se pinta intencionadamente con el maquillaje corrido, juaz.

En fin... el caso es que pensé que sería una gran noche porque no pude evitar recordar las lluvias veraniegas pamplonesas. Es habitual por esos lares que en pleno agosto te caiga una tormenta de no te menees cuando menos te lo esperabas. Ante esas situaciones, lo mejor que puede hacer uno es seguir andando con toda la dignidad que pueda. No hay nada peor que correr a esconderse debajo de una cornisa porque a fin de cuentas te mojas igual y haces el lamentable bastante. No nos solíamos reír ni nada en mi casa cuando caía la gran tromba y mirábamos por la ventana a los pobres corredores de fondo. Algunos hasta se caían. Ay... inocentes criaturillas. Alberto y yo solíamos salir a pasear cuando diluviaba. A fin de cuentas la lluvia en verano se agradece bastante y ver la cara que ponía el personal cuando nos miraban no tenía precio. Qué tiempos aquellos... Por no hablar del largamente recordado día en que Cecilia y yo salimos de un examen en plena tormenta con los apuntes en la mano. Llovía tanto que conseguí hacer una pelota con los apuntes. Ehmmm menos mal que aprobé, claro, si no me habría salido cara la broma. Pero habría merecido la pena. Las risas que nos echamos y el careto con el que nos miraba la gente desde la biblioteca también fueron finos.

Sin embargo la lluvia del otro día es de esa que te va calando poco a poco. Esa que la gente asegura que "moja más" que la otra. Lo que me parece una solemne estupidez. Si cae más agua, te mojas más y punto. Supongo que la gente que dice eso no ha salido nunca a pasear en un diluvio.

Era, como decía, una de esas lluvias que te van calando. De esas que cuando hace calor parece que las ha patrocinado el ayuntamiento (y doy fe de que con lo habituales que son en Pamplona por estas fechas, el ayuntamiento no está de por medio, no acostumbra a gastar capital en nada útil). De esas que precisamente en verano suelen caer de noche, después de haber hecho calor durante el día. De esas que refrescan el ambiente, te dejan abrir la ventana y pensar que no todo está perdido aunque sea verano, jajja. Aunque ahora que lo pienso, cuando caen en otro lugar del mundo suele oler a lluvia y es bonito... aquí por alguna mística razón cuando llueve así aparece ese olor a berza cocida que no es nada agradable. Pero bueno, prescindiendo de ese "pequeño detalle", la lluvia fue una gozada.

Y el caso es que me di cuenta de por qué me parecía preludio de una buena juerga. Por el recuerdo de todas las juergas veraniegas que tenía en mis majos tiempos, que habitualmente venían acompañadas de la misma lluvia. De hecho las juergas veraniegas en Pamplona se caracterizan por un par de detalles: suele llover y hacer fresco aunque la gente sale en tirantes (lo que produce muchos catarros, ejem) y suele estar la ciudad bastante vacía por las fiestas de los pueblos y tal, con lo que te las tienes que ingeniar para encontrar un sitio abierto a según qué horas. Y ya de paso convencerle al portero de que no te vas a chivar a nadie si te deja entrar. Y de que te vas a portar muy ma... digo bien, estupendamente bien. La mezcla de estos ingredientes deriva en que pasas un buen rato borracha y mojándote mientras deambulas de un lado a otro. Pero tiene su gracia... No pude evitar acordarme de esos fiestorros que nos montábamos Edurne y yo en el piso de la calle Mayor, cuando salíamos empapadas cantando canciones varias (petarda ¿te acuerdas cuando nos dio por cantar Avantasia a grito pelado? ¿y Notre Dame de Paris? jajaja), o los ratos en los que vegetábamos Inma y yo en el kiosko de la plaza del castillo (cuando aún se podía pisar esa plaza sin tener ganas de vomitar), viendo llover, bebiendo vodka y hablando de libros. Y de la consabida y siempre veraniega "Noche del Tequila". Noche en la que alguna vez ni siquiera llegamos a probar el tequila, pero conseguimos que todo el vecindario nos odiara por ir cantando a grito pelado "¡Tequila!". Vaya panda. O cuando aporreábamos la puerta del Viana diciendo "queremos entraaaaaaaaar" "a de la almenaaaaa" "b de Barcelonaaaaaa". O aquel día en que Nico y yo nos quedamos solos con Arbu que estaba convencida de que le estaba dando una hipotermia por el cambio de temperatura y el frío, jajaja. Y cuando estábamos acabados... a casa. A ser posible a la paterna no, "es que llovía mucho"... para eso estaban los pisos francos de Nico, en "abejorros" y de Edurne-Banune en la calle Mayor, donde nos parecía una idea estupenda ver Friends mientras nos secábamos un poco antes de dormir (por eso de saltarnos algún catarro) y ver cómo los capítulos de Friends tenían la misteriosa habilidad de ponernos en evidencia. Por aquella máxima que decía que "si hay algo de lo que te tengas que arrepentir, saldrá en el capítulo de Friends", jaja. Pero bah, no solíamos arrepentirnos de mucho. Como mucho nos lo echábamos en cara, que era más divertido. Momento puñaladas.

En fin... me puse la mar de nostálgica, ¡qué mal! a ver si conseguimos coincidir una noche antes de que acabe el verano, Banune, que quiero aporrear el Viana y beber vodka en la puerta de la catedral. Sigh.

Recomendamos vodka o tequila, según lo que el estómago pueda asimilar, jaja. Y de postre una canción de Gackt, "Returner: yami no shuuen", pero tiene que ser acompañada por el vídeo de samurais, que si no, no mola igual, jaja.

Buenas noches...

6 commentaires:

Eowyn Zirbêth a dit…

La primera llovizna que cayó este verano, tras una semana de calor aplastante, pese a ser cuatro gotas, pese a estar con un gripazo del quince, pese a que mi madre se mosqueó, yo salí al patio y me dediqué a disfrutar de las gotas estrellándose contra mi piel. También yo me declaro adoradora de la lluvia (y aborrecedora del calor).

Anonyme a dit…

Dichosos los ojos!! Por fin te veo (y te leo), ya pensaba que nos tenías abandonados, petardilla.

Ese tema de la muerte habrá que retomarlo con un buen té (o vodka) de por medio otro día, realmente es muy interesante.

Y en cuanto a la lluvia, aquí no me gusta mucho por ese comentado olor a berza que se pone en esta, por lo demás, agradable ciudad ;)

Pero la verdad es que este verano he probado bastantes lluvias distintas, y calor, lo que se dice calor, no he pasado mucho (es lo que tiene huir a Normandía, Berlín y Galicia).

Lo dicho, a ver si la semana que viene quedamos un día, que va siendo hora de ponernos al día...

Palacio de los cuervos a dit…

Primaaaaaarlll!

A quien no le gusta una buena lluvia para bailar debajo de ella!

Ya lo puedes decir, no eres la única que se pone nostálgica de esos fiestones que nos pegábamos. La noche tenia de todo! Pelis, Internet, alcohol, juerga, friends (si, saliamos con mas gente!) Y sin olvidar las súper misiones (con éxito) que nos preparábamos.
Algunas noches surrealistas en las que no sabíamos exactamente porque estaba pasando lo que estaba pasando, pero pasaba! Y por supuesto todo eso salía en friends luego! ¡Cagüenla hostia!
Lo cierto es que es difícil olvidar esas cosillas sin emitir un snif snif… que pena chica! Con lo bien que estaban… Sin embargo lo bueno es que siempre predominaba el buen ambiente que teníamos y mira que hay algunas anécdotas en las que recuerdo que a pocas no salimos vivas jaajjajaja.
Por supuesto hemos cantado y cantado hasta reventar… no ocultes lo de Aladdin menudas voces poníamos y que bien nos salía! Notre dame de Paris… ains…
Recuerdo una de esas noches del tequila, en un banco cerca de tu casa, con Inma y también recuerdo que no sabia exactamente que hacia ahí, creo que me secuestrasteis un poco! Además teníamos el tequila dentro de botellines de agua jajjajaa, si salía tu madre ya diría, “con la que están armando y lo sobrias que están”
También echo mucho de menos las partidas de rol, con Nico, Paula y Santi... hubo algunas historias extrañas (uff), pero lo bien que lo pasábamos. En “Zariguella” con vampiro y con una maleta llena de alcoholes para la juerga. “Y la reina Ginebra” (ejem, ejem)
Son tantos los buenos recuerdos, que no los puedo enumerar. Los recordaremos un día bien borrachas riéndonos de todo ello, como siempre!
Jop… habrá que que recuperar la calle mayor una noche, para revivir una fiesterilla con tarta de cuajada y arandanos, buena musica y algún bebercio!

Besitos prima!

Azelaïs de Poitiers a dit…

Jijiji ya tiene narices que me acuses de desaparecer, Elbereth. No soy yo la que se ha ido de viajecito por Berlín, Galicia y Normandía, ejem. Pero eh... sí, a ver si quedamos, jajaja. Si puede ser con té o vodka, dependiendo de la quedada en cuestión, mejor que mejor. Yo estoy bastante más liberada desde la semana que viene, así que a ver si organizamos algo.

Primilla, me saltan las lágrimas, jaja. A ver cuándo quedo también contigo. Claro, que tú también te vas de viajecito. Ya os vale, brrrrr.

Bardo a dit…

Es curioso lo mal que huele la berza al cocerse y lo buena que está con limón ya hecha...

Azelaïs de Poitiers a dit…

A mí que la berza no me termina de convencer (hoy he cenado pavo de sajonia con manzana, jamón serrano, huevo y un poco de mostaza, toma esa, Bardete)... de todas formas que te huela en casa se soluciona con ambientador, abriendo la ventana para disgusto de los vecinos y tal. Pero que huela toda una ciudad... es raro. Y desagradable, argh.