Dije que hablaría sobre los pecados capitales y discutiré incluso con todo el que tenga ganas. Así que me dispongo a empezar y para no dejarme ninguno en el tintero, lo haré por orden alfabético, así que el primer puesto va para la avaricia.
Interesante pecado. La avaricia, el deseo desmedido por la tenencia de placeres o posesiones. Como dije el otro día, el vicio no debería encontrarse en el uso de la avaricia sino el abuso. Poniéndome a mí por ejemplo yo soy avariciosa y por todos los demonios, no me avergüenzo de ello. Claro que aspiro a tener riquezas y no únicamente riquezas económicas. Me gustaría tener riquezas de todo tipo, qué pasa ¿y a quién no? ¿qué hay de malo en aspirar a más de lo que se tiene? No vivo mal, no puedo quejarme. Más o menos con lo que gano en un trabajo u otro me da para vivir y no tengo que pedir por las calles. Hay meses peores que otros, porque lo tengo que compaginar con la universidad y no es fácil, aunque todo sea dicho, en esos meses mendigo un poco a mis padres. No me gusta hacerlo (y a ellos tampoco, nos imaginamos), pero si no hay otra cosa, de algún sitio hay que tirar ¿no?.
Pero claro que me gustaría tener más... mucho más ¿a vosotros no? A mí me encantaría tener una casa y no tener que pagar todos los meses por el piso que tenemos alquilado, que es mono, sí, pero nos sale caro. Me gustaría tener un coche para poder moverme por donde quiera sin tener que depender de horarios y combinaciones y sobretodo me encantaría tener mucho, mucho dinero para poder viajar y veros a todos. Sí, de verdad. Y ver sitios donde no estáis también. Me quiero ir a Italia desde hace mucho tiempo y no lo hago porque no me llega el capital. Quiero ver Egipto, Inglaterra, mucho más de Francia de lo que he visto, Praga, San Petersburgo, Viena, Berlín, Varsovia, Atenas, Estambul y Amsterdam. Así, a botepronto. Y obviamente bastantes más sitios que no me han salido tan rápido, jajaja.
Y quiero tener muchas cosas. Sí, sí, igualito que vosotros. Todos queremos tener la casa empapelada de libros y comics. Y no me vendría nada mal tener mucha más ropa, la verdad.
Y quiero tener dinero para gastarme en actividades lúdicas como ir más a menudo a comer al japonés... pero al Sakura, el de los ocho euros no, qué va, al Kokura, que vale entre quince y veinte y te hacen la comidita ahí mismo. Y poder ir más a menudo al cine, que cada vez lo dejo más de lado porque se está poniendo impagable (y no precisamente por calidad).
Claro que quiero tener tanto dinero como para no tener que trabajar, pero oñe, soy realista. Quiero otra cosa, un trabajo de verdad, que me guste. Y gracias a que quiero eso, me estoy pensando muy en serio el tema de estudiar oposiciones para el año que viene. Claro que sí, porque también quiero (obsérvese con cuántas ganas pronuncio esa palabra) tener un buen sueldo y tres meses de vacaciones. ¿Y quién no?
No veo dónde está el pecado. No quiero irme de viaje yo solita, ni ir al cine, ni comer en el japonés solita. Me encantaría poder dejaros todos mis libros y tener mucho dinero para hacer muchos regalos a mis amigos (que ellos también puedan disfrutar de los libros, los CDs y todo lo que buscan). No es una avaricia cerrada, de esas de TODO PARA MÍ, NO OS DEJO NADA. No hombre, yo quiero tener todo eso para compartirlo. Claro que no con todo el mundo, a los robertos por ejemplo no les diría ni hola (como ahora, vamos) y me encantaría restregarles indirectamente mis viajes a San Petersburgo, claro que sí. Pero eso no es ser pecadora, sino hijaputa y yo de eso tengo mucho, jajaja.
La avaricia sería mala si por ambicionar esos comics voy y le robo a Santiago todo el material que tiene en Saga. Una lástima, porque tiene mucho y variadito, jajaja. O si investigara una forma de falsificar billetes de avión. Aunque no estoy segura de que timar a las compañías de viaje sea pecado, porque es robar al ladrón y tiene los mil años de perdón y todo eso. O si fuera con una navaja robando por la calle. Eso sí sería pecado ¿no? Como poco porque hago daño psicológico a esa gente, o porque le arruino la existencia a Santiago. Pero ¿qué mal hace mi inocente avaricia? Si a lo único que me empuja es a estudiar unas oposiciones para conseguir un trabajo decente y mal pagado... vaya pecado de pacotilla. Bueno y a veces timo a mi madre y le digo que la matrícula de la universidad cuesta más de lo que le dije, confieso. Pero oye, tampoco soy mala hija, por lo demás... de verdad.
Abreviando... mi avaricia no me hunde la vida. No me tiro horas reflexionando cómo conseguir lo que deseo, no. Sólo me lleva al "jos... pena no tener dinero para hacer tal o cual". Y ya... y subsistiendo.
Haceos un favor y escuchad "Awaking the Centuries" de Haggard, con una cerveza fresquita, que entra muy bien... ainssss.
Buenas noches...
3 commentaires:
Mmmm, vamos a ver. Lo tuyo no es avaricia, es ambición. Las ambiciones son reflejo de nuestros deseos y ayudan adesarrollar nuestras poyencialidades, es decir, a ser más y más humanos. La ambición se convierte en avaricia (la mala de la peli) cuando para conseguir lo que quieres pisoteas a los demás. Y no me refiero a los Robertos del mundo, que son unos..., aunque ni por esas. La ambición regida por la ética es aceptable. El problema es cuando nos pasamos la ética por el forro y anteponemos el conseguir lo que queremos a cualquier otra consideración.
Por otro lado... Pues mis ambiciones incluyen vivir bien pero modestamente, sin tener que estar preocupada de si tendré para comer y tal. Poder permitirme comprar libros, cómics y y una casa propia donde meterlo todo. Quiero una habitación de costura y poder decicar tiempo a eso, a hacerme ropa. Quiero no vivir esclava de ningún trabajo y poder dedicarme a disfrutar de las actividades y personas que me gustan. Viajar, viajar mucho. En fin, quiero muchas cosas, claro está. Pero no estoy dispuesta a hacer según que cosas para conseguirlas. Porque quiero vivir respetándome a mí y al prójimo, y si me vuelvo una Roberto, ya no será posible. (Cómo imaginarás, he ampliado el término roberto un poco).
Pero ojo, eso no significa que me vaya a dejar pisotear por otros. Mucho, mucho ojo.
¡He sido la primin!
Pero hombre, no fastidies, y yo que me sentía tan feliz y contenta con mi avaricia... pfff. Bueno, de todas formas según con quien hables te dirá que son primas hermanas, o las dos caras de la misma moneda. No sé... hay gente que es muy extremista para estas cosas.
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