mardi, septembre 20, 2011

Veynte i uno de settiembre de MCCXXV: Sobreviviendo a Septiembre

Sé que arrastra mala fama, pero nunca me había disgustado el mes de septiembre. Ya se sabe, el mes de "volver al cole", pero también el mes de hacer borrón y cuenta nueva, nuevos proyectos, buenos propósitos, volver a ver a la gente, valorar en qué queremos invertir el tiempo... Después de toda una vida estudiando aún sigo teniendo incrustado en la cabeza el año escolar. Para mí, el año empieza en septiembre y no en enero. En enero simplemente nos corremos una juerga impresionante después de una cena familiar. Pero este año, como ya vengo diciendo, septiembre ha supuesto una vuelta al cole, pero al cole que no mola, el que da de comer.

Una vuelta al cole, además, después de todo un mes de vacaciones después de dos años sin poder hacer uso de semejante lujo. Este año, como a buena parte de trabajadores de este país, me ha tocado comerme todas mis vacaciones juntitas en agosto y despedirme de ellas hasta más ver porque, aparte de los puentes (y una semanita
bien colocada en diciembre que, sin embargo, condena las Navidades a meros fines de semana), como que no me van a tocar otras vacaciones en una buena temporada.

Por si alguien lo dudaba, respecto a los fantabulosos objetivos planteados en julio, esta servidora cumplió la mitad. Ejercicio hice el justo. El justo para darse algún paseo por ahí entre pintxo y pintxo, quiero decir. La Xbox ni la he tocado. Alguna burocracia hice, pero buena parte están en la carpeta de "pendientes". A ver si aprovecho algún puente de esos maravillosos, o mejor algún mediodía si aún están
abiertos los sitios públicos a esas horas. He cosido buena parte de los ropinajes para la Dama Sol, pero aún queda bastante por hacer. Apenas he buscado trabajo, pero pretendo hacerlo estos meses y sobre todo en diciembre-enero, por cuestiones logísticas y estructurales que no vienen al caso. El resto... sí llevamos a cabo las escapadas pertinentes y proyectadas y alguna que otra más: Pamplona, Salamanca, Carcassonne y Logroño han sido los destinos visitados en los cuatro fines de semana del mes, por eso de no dejar ni uno libre. Visitas a amigos, culturales o familiares que han compensado estupendamente el no haber disfrutado de unas vacaciones con viajecito como está mandado, (aunque esto sólo queda aplazado... hay algunos viajes que tenemos pendientes desde hace una buena temporada).

También hemos recibido visitas de buenos amigos por estas tierras, que nos han obligado a tener que salir de casa, acompañarles por ahí, salir de farra, pintxos, gin-tonics, etc. etc. No queríamos ¿eh? pero somos buenos anfitriones. Por cierto que ciertos otros personajes aseguraron que vendrían y luego no se presentaron. Sabed que estáis en el libro de agravios, jovencitos. Id mirando cómo compensar esto.
Llevamos veinte días de un mes que se me está haciendo largo como un día sin pan, pero largo de verdad. Vuelta a la rutina, pero teniendo en cuenta que no vamos a tener vacaciones hasta dentro de una buena temporada y, para colmo, con los bolsillos más que rascados después del traqueteo de agosto. Así que a ver si al menos llega octubre, con sus festivos y sus puentes y su sueldo para empezar el mes, jajajaja.

Mientras tanto, se compensan los sufrimientos como buenamente se puede. Paseíllos a mediodía por la playa el día que no hace más sol del conveniente, aprovechando que todavía no ha empezado la estación de lluvias, algo de vida social y algún evento bastante majete. El mes empezó con mi primer Sagardo Eguna y mis primeras traineras y oye, ampliamente satisfecha con ambos descubrimientos. Por otra parte, este finde pasado hicimos una quedada popular para v
er películas orientales en el local, aunque terminamos por verlas en casa. Como ver películas "orientales" es una opción... llamémosla "amplia", el resultado fue, cuando menos, curioso. Pero igualmente difrutamos de risas y buena compañía en un entorno en el que faltó la cerveza pero no el arroz ni el ramen.

Aunténtica cara de psicópata viendo las regatas, para que os riáis de mí un rato. Entre el vientaco que pegaba y lo poco que habíamos dormido los navarros para llegar a la hora... En cualquier caso, disfrutando como está mandado.

Y eso es todo, porque se me hace tarde para ir al curro. Para variar, un post sosete, escrito deprisa y sin releer. Ya lo siento, jajaja.

Recomendando algo fresquito a su elección y "Exclude" de Moi Dix Mois. Me vooooyyyyy que no llegoooo.

3 commentaires:

Nu a dit…

Pues siempre lo diré: septiembre es el mejor mes de esta ciudad. Cuenta los días de sol que ha tenido septiembre frente a julio o agosto...

David Arrarás "Gaueko" a dit…

A mí me pasa lo mismo con el calendario; el escolar lo tengo grabado a fuego y sangre: el comienzo de todo lo nuevo es en septiembre, sin lugar a dudas.
:-D

Además, es un mes que a finales empieza ya a notarse el otoño, y eso mola. Soy más de estaciones de trańsito (primavera y otoño) y últimamente me tira más la segunda.

Y Nuria, tienes razón: es raro cuando no hace mejor tiempo en septiembre que en agosto por estos andurriales. Y es que así, además, lo tiene todo: buen tiempo al principio y días teñidos de un poco de melancolía otoñal a finales...

Azelaïs de Poitiers a dit…

No me estáis ayudando nada ninguno de los dos. ¿En qué momento os ha parecido que comentaba yo que los días de sol me parecen bien? jajaja. Si precisamente yo odio el verano... soy la que se alegra cuando cae tormentón y hace frío, así que yo he estado mucho más contenta en julio que en septiembre...

Pero vamos, que en realidad me ha fastidiado más volver al curro y haberme gastado los cuartos que lo de la temperatura que, para ser calor, es llevadera. Sobre todo después de haber sufrido calor de verdad viviendo en otras tierras.