¡Sigo viva! Va, venga, hacía mucho que no lo decía, así que menos quejas. No tengo tiempo para nada, compañeros del Metal, para nada. Estudio, trabajo, hago tarea y duermo, así están las cosas. Y hoy me permito escribir un poco porque cambian la hora y bueno, ¡tenemos una hora extra! Jajaja. En fin, como me pasa siempre que no tengo tiempo para nada, sí que tengo ganas de usar el blog, pero ya se sabe... una quiere escribir esto y aquello y para cuando hay tiempo para hacerlo, ya está un poco caducado. O algo.
Tengo un post a medio escribir sobre el Drachen de este año. Lo tengo que releer y posiblemente lo reescriba (y posiblemente no), porque está claro que si tuviera que escribir ahora, en frío, lo que recuerdo del Drachen de este año, tendrá poco que ver con lo que empecé hace unos meses en calentito. Igual da. El Drachen mola, pero este año fue como el final de una etapa, con todo el punto agridulce que todo ello conlleva. No sé cuándo volveremos a ir ni de qué iremos. No lo sé, de verdad. Quizá volvamos a ir el año que viene y volvamos como Tercios, aunque el Tercio, como tal, ya no esté, quizá no volvamos a ir, posiblemente vayamos en dos años como piratas. Tampoco es algo que me quite el sueño. A día de hoy no creo que podamos ir este año por cuestiones varias, pero tampoco lo puedo asegurar. En cualquier caso, hará falta tiempo, organización, planificación, pasta y lo de más allá y a día de hoy, no tengo yo nada de eso, así que ya veremos.
Pero vaya, que me enrollo a hablar del Drachen, pero el Drachen está a tomar por saco de tiempo. A día de hoy me urge más saber qué voy a hacer en dos meses, en uno, mañana. Qué sindiós, compañeros, así no hay modo de organizarse, así que yo hago lo que siempre he hecho... planificar como si las cosas fueran a estar dentro de un año igual que están ahora, porque si uno tiene que contemplar todas las variables que afectan a su vida, no podría ni hacer la lista de la compra. A día de hoy tengo trabajo, pero mañana no lo sé, porque en mi empresa y durante el primer año uno no tiene lo que se dice estabilidad. Me fiaré más si supero el periodo de prueba el mes que viene, pero ya veremos.
El mes que viene, sin comerlo ni beberlo, ni ponerlo en el menú (bueno, bien pensado igual eso sí), ya nos entran los primeros exámenes. Primera evaluación de un año en el que tenemos dos así que ya saben... Tampoco estoy agobiada. No llevo mal las cosas, lo cual me tiene bastante contenta, porque estoy rascando tiempo de donde no hay para ir haciendo los trabajos varios para clase. También es verdad que este año no tenemos tantos como el año pasado y también es cierto que parte de los que tenemos son para la segunda evaluación y habría que no dejarlos para el último momento, porque luego ya se sabe.
Y luego las prácticas. Las prácticas molan, hoygan, o eso me parece... Por mi parte, le eché morro y fui a hablar directamente con un sastre que me gusta bastante, a ver si me dejaba hacer las prácticas con él y resultó ser que sí, así que... la verdad es que tengo ganas mil de ponerme al tema, pero igualmente, aún faltan muchos meses. Ésa es la parte buena. La parte mala es que mientras haga las prácticas tengo que hacer mientras el proyecto y procurar seguir currando.
Y así están las cosas... toca aguantar los horarios salvajes que llevo, acostumbrarme a apañarme para comer todos los días (porque muchos ni como por falta de tiempo, apuff), apañar para hacer bien todo lo que toca y ya vendrán tiempos mejores y más liberados. Eshperemosh.