lundi, décembre 25, 2006

Veinte y cinco de diziembre de mildoscientosveinte: Feliz Navidad

Allá cada cual con lo suyo, pero a mí me encanta la Navidad. Y me repatea la moda que se ha puesto de "odiar la Navidad". El que hace años era original diciendo que "pasaba de estas fechas" ahora está más visto que el tebeo. Vamos, que si no odias la Navidad eres un pringado. Entiendo que haya gente que tenga motivos de sobra para detestar estas fechas. Sobre todo la gente que no tiene especial interés en ver a su familia y se ve obligado. De hecho diría que sólo esas personas tienen motivos, que ya ves tú que les cuesta hacer un par de cenas y un par de comidas, pero bueno... ahí no me meto que cada cuál tiene sus asuntos.

En cualquier caso, la acusación principal que reciben las Navidades es la de "ser una fiesta muy consumista". Es curioso, porque creo que los que lanzan esas acusaciones son los que más gastan en Navidad. Y desde luego, si uno se arruina y se deja el sueldo en Navidad es porque quiere, que una cosa es celebrar una comida especial y otra arruinarse en angulas y besugo (en las peores fechas del año para comprarlos, claro). No sé, quizá es porque en mi familia nunca hemos nadado en millones, pero siempre le hemos dado mayor importancia a la celebración en familia que a lo de dejarnos una pasta. Comer bien está bien, pero con las cestas de Navidad se puede hacer bastante apaño y el resto... pues hombre, el ajoarriero de mi madre poco tiene que envidiar al besugo. Calamares, filetes en salsa (mucho más ricos que las angulas) y gulas, que bien baratas salen. Un par de turrones más y algún entrante y de sobra.

Las Navidades le vuelven a uno consumista. Pero ¿y qué? a fin de cuentas son las únicas fechas del año en las que al menos tu consumismo va enfocado al prójimo. Es una forma extraña de ser generoso, pero no sé... a mí me encanta ir de compras navideñas pensando en qué le va a hacer ilusión a este o a tal y qué cara van a poner cuando lo vean. Claro, que como lo de las cenas... allá cada cuál. Yo no me dejo un capital ingente (entre otras cosas porque regalo sólo a mis padres, a mi hermano y al felfo... y el conjunto tampoco sale muy exagerado, jajaja), pero ¿y la ilusión que te hace ver cómo abren los regalos?. Corcho, es la única vez del año en que compras regalos para tanta gente de una vez.

Los hay también que dicen que no les gusta la Navidad porque "ya no es como antes" y cada año falta más gente. A todos nos falta más gente, claro que sí. Y por supuesto, por bonita que sea la cena de Nochebuena nunca será como cuando eras crío. Para mí las mejores Navidades del mundo siempre serán las de cuando íbamos a casa de mis abuelos. Tenían una casa enorme con un montón de habitaciones donde los primos nos dedicábamos a hacer el trasto. Nos juntábamos una pasada de gente y después de los turrones y eso nos traía los regalos el Olentzero. Claro, con tanta habitación lo tenían tirado nuestros padres para tomar una al asalto. Y claro, el Olentzero molaba mucho más cuando eras pequeño y creías que existía. Aunque bueno... ese día, con toda la movida de la cena no era tan tensa la situación como la llegada de los Reyes Magos. Como te ibas a dormir y tenías que estar en la cama hasta el día siguiente te mordías las uñas hasta el muñón pensando si iban a venir o no y si te traerían regalos o carbón (y por Loki que me daba más miedo la vergüenza de que me trajeran el carbón que el hecho en sí de quedarme sin regalos, vaya una orgullosa era yo ya para aquellos días). Por cierto, muerte a la yankización de la Navidad y dardos a todos los Santa Clauses de las ventanas. Salvemos a los Reyes Magos patrios sólo sustituibles por tradiciones locales como el Olentzero y demases, jajaja.

Claro que falta gente y este año para mi familia ha sido bastante durillo en ese sentido. Hace unos meses se mató con la moto un primo mío jovencillo y claro, eso pesa como una losa. La verdad es que era uno de esos primos a los que yo sólo veía en Navidad y en alguna comunión y esas cosas, pero quieras que no, estuvimos con su padre y sus hermanos en Nochebuena y Navidad y se hacía difícil no pensar en que el año mismo estaba ahí mismo sentado el año pasado, junto a la ventana y discutiendo con su hermano sobre si abrirla o cerrarla porque tenía mucho calor.

En fin... nos temíamos una cena triste el día de Nochebuena y una comida bastante durilla en Navidad, pero resultó no ser así. Claro que saltaron los recuerdos para todos, por mucho que intentamos evitar el tema, pero a fin de cuentas la vida sigue adelante. Y ahí estuvimos de risas, cotilleos (a fin de cuentas nos vemos poco) y hablando de todo un poco. El día de Navidad incluso sacamos los tradicionales juegos varios de mesa en los que mis tíos siempre acaban picándose porque los primos aplastamos, jajajaja. Otra tradición familiar.

Para Nochevieja el tema pinta bien. Nos juntamos con mis tíos y primos de la otra familia, con la que siempre hemos tenido mucho más trato y nos llevamos mejor. Y en Pamplona es una de las mejores noches del año: cena, risas, champán, uvas, más champán, arramplar con todo el mueble bar sin que tus padres hagan un gesto por evitarlo (miento, siempre está el "¿no os estáis pasando?") y después de las uvas está el tradicional dispersamiento de primos y tíos (de los que aún salen) para disfrazarnos, maquillarnos unos a otros, sacarnos las fotos de rigor y salir por ahí de juerga. Y es que lo mejor de la Nochevieja en Pamplona es que todo el mundo se disfraza (a los cotillones no van más que cuatro pringados que no tienen amigos) y claro, después de la cenilla, las uvas y tal todo el mundo sale muy animado. Es mucho mejor que Sanfermines, aunque procuramos no hacer demasiada publicidad por si también se nos llena de guiris, jajajjaa.

En fin... que Feliz Navidad (ni Yule ni solsticios ni cuernos, hombre, Navidad de toda la vida) y un buen año para todo el mundo.

Y que escuchéis "Coventry Carol" por Loreena McKennitt acompañado de sorbete de champán (el champán sin más nunca me ha gustado y sólo lo consumo en Nochevieja por tradición, jejeje).

lundi, décembre 11, 2006

Onze de diciembre de mildoscientosveinte: Qué tuvieron de malo los ochenta

A todos nos ha llegado una o mil veces ese mail nostálgico lacrimógeno sobre la gloriosa década de los ochenta y de la generación de los ochenta y tal. De hecho existe un movimiento "revival", como dicen, de recuperación de la dichosa época protagonizado por gente casposa que no sabe avanzar en el tiempo. Reconozco que yo también eché la lagrimilla con ese mail y me conmoví y esas cosas pero, por Loki... ¿de verdad fueron tan buenos los ochenta? ¿estáis seguros? Lo selectiva que es la memoria...

¿Recordáis las modas horteras de los ochenta? Los calentapiernas protagonizados por los fans de Fama (anda que no nos reímos cuando fueron resucitadas por los de UPA), los tupés, las hombreras. Sí, las hombreras, esa cosa horrible que la gente superponía una sobre otra para parecer jugadores de rugby y que se institucionalizaron hasta el punto en el que era imposible comprarte algo sin ellas (y cuando las quitabas se te quedaba todo enorme). ¿Y el fosforito? Se puso tan de moda que incluso había modernitos que osaban llevar anoraks completamente amarillos fosforitos. Ale. Menos mal que ahora se ha quedado reducido a los esquiadores y poco más.

¿Y los jebis ochenteros? Yo siempre he dicho que si algo de bueno hicieron los jebis en los noventa fue conocer el color negro. Extinción de una vez a los ochenteros de elásticos de serpiente, pantalones rojos y pelos cardados con camisetas rotas y tiras colgantes de leopardo hasta de los dientes.

Claro, que los poperos seguidores de la Madonna Betty Boop de "Who's that girl" seran aún muchísimo peores. Esos pelacos teñidos y esa moda "meacabodelevantardelacamaysolotengoropagrandeyrotayminifaldas". Esos que creían que entrarían en una escuela de arte como la de Fama y andaban por la calle con el radiocaset pegado en la oreja. Ahí estuvieron las chapas de acid house, las camisas de cuadros atados a la cintura, los pintalabios rosas que siempre han sido repudiables y ese pelo también cardado. Por cierto, un tío nunca debería llevar el ombligo al aire. ¿Y las faldas globo? ¿y los pantalones bombachos? ¿y las toreras? ¿y la moda de los topos?. Los tutús con calentapiernas, las faldas con deportivas, los zapatos con calcetines blancos y esa horrible moda del estampado. Y las camisas: esas camisas estampadas en general grandes y chillonas, al más puro estilo hawaiano. Aquella moda de las camisas de cachemir (que nunca fueron de Cashemir). Las gafas redondas de colores proliferaban y la ropa en general te tenía que quedar grande y rota. Yo no sé cómo la gente no se quedaba la de sus hermanos y la rompía. Para qué gastar.

La tele, nuestra tan vanagloriada tele de los ochenta, esa que nos hacía disfrutar de La Bola de Cristal (pese a que éramos tan micos que no pillábamos la mitad de lo que decían), esa misma tele estaba plagada de telenovelas de cincuentones millonarios: Falcon Crest, Dinastía o Santa Barbara. Una preciosidad. Claro, las venezolanas que vinieron después aún fueron peores, pero eso no hace que las anteriores tuvieran un ápice de dignidad. Y las series: ¿alguien ha intentado ver de mayor "Los problemas crecen"? Ehmm pues que nadie lo intente. Se emitían series estupendas como "Remington Steel", "M.A.S.H." o "Corrupción en Miami" que, desengáñense ustedes, si no las vuelven a emitir no es por una conspiración televisiva en la que estamos todos inmersos, sino porque eran un auténtico truño. Si algo hicieron de bueno por la generación de la época es que los niños no tuvimos mucho apego a la tele (salvo a los dibujos de mediodía del fin de semana y a los de media tarde entre semana) y jugáramos más, que es más sano.

¿Y por qué había tantos grupos de negros discotequeros que vestían de fosforito y colores brillantes metalizados? ¿y por qué todavía fue peor cuando apareció McHammer con la famosa canción aquella mala de ganas que nos introdujo en el fantabuloso mundo del rap? ¿Y por qué también McHammer vestía con hombreras y llevaba todo brillante y dañino para la vista?. Claro, que nada superó a Locomía: fantásticas coreografías, modernas vestimentas (con hombreras, claro) y aún existían las tías que osaban decir que estaban buenos. La vertiente romanticona tu punto clave en Glenn Medeiros y Eros Ramazzoti, que a estas alturas sigue cantando con la nariz. Del Medeiros nunca más se supo.

En España nos relamemos pensando en la "movida madrileña". Es muy gracioso porque se trata de gente que se abanderó con la palabra "hortera". Gente que cantaba fatal canciones muy malas y con letras espantosas. Y a eso le llamaban juventud rebelde. Más bien eran dejados de la vida que no tenían puñetera idea de lo qué era hacer música. Algunos, como Alaska y otra gente tenían su punto gracioso. Al menos tenían algo que decir. Pero el resto... ufff. ¿Recordáis las primeras canciones de Mecano y tenéis la poca vergüenza de decir que son buenas? "Hoy no me puedo levantar", "Hawai Bombay"... En fin. La Torroja nunca cantó bien y entonces ni siquiera se molestaba por hacerlo. Y luego están los nostálgico-petardos de los Secretos y compañía. Canciones feas, aburridas y repetitivas. Otros que triunfaron nadie sabe cómo son Gabinete Cagal... digo Caligari y Radio Carroz.. digo Futura. Unos y otros eran más malos que la tiña e inexplicablemente vendían como locos. ¿Os acordáis de la canción del "veneno en la piel"? ¿y la del "corazón de tiza"? ¿Y Danza Invisible? Recuerdo con pavor una canción que se titulaba "En la laguna de churros". Una cosa hortera, aburrida y completamente sinsentido. La canción del verano siempre ha sido un mal invento, y la canción del verano española se lleva la palma. Aquí queda para el recuerdo el "Aquí no hay playa" de Los Refrescos. Aún habrá algún cretino que se compró el disco y todo.

Y ese tema truculento y especialmente doloroso para todos: los dibujos animados. Los recordáis con cariño ¿eh?. Banner y Flappy, la abeja Maya, o Las Aventuras del Bosque Verde. Si alguien tiene las narices de bajárselo por internet que se prepare para el disgusto: dibujos descoloridos sin ninguna trama más allá de "soy una marmota que corre por el bosque perseguida por un condor". Eso durante media hora más o menos. Los dibujos de la Warner eran una caca hasta que conocimos a Speedy González y al Correcaminos. Piolín ya estaba de antes, creo. Pero ¿alguien aguantaba a Bugs Bunny y al Pato Lucas? Venga hombre. Y el oso Yogui, que nos hizo creer a todos los niños que los osos vivían en el parque de Yellowstone. Y los dibujos de Hanna Barbera en general, que no sé cómo no hicieron que todos los niños acabáramos diciendo cosas como "saca los emparedados de la parte trasera del autooo". Y por último y más escabroso tema: los osos amorosos. Sin comentarios.

El cine tampoco nos hizo tan felices como creíamos. Fuimos atestados por el cine bailongo: Dirty Dancing! eks. Y aquella recuperación terrible que hubo de Grease que hizo las delicias de muchos festivales navideños del cole. Los niños se dividían entre hacer coreografías de Grease y de Laikaprayer de Madonna. El cine se pobló de miles de películas malérrimas de adolescentes, como Teen Wolf y tantas otras. Tom Cruise alcanzó la fama con Top Gun y Coctail, a cual más mala. Pero el auténtico enigma del cine de la época es por qué Rob Lowe alcanzó la fama. ¿Hizo alguna película decente? ¿realmente estaba la mitad de lo bueno que decían las chicas de mi clase? Falso, todo falso.

Claro, que antes, como ahora, los gustos de las adolescentes estaban interesadamente controlado por dos grandes organismos de conspiración: Los 40 Principales con un Joaquín Luqui que te informaba de qué iba a ser famoso con cinco meses de antelación (será el tiempo que adelantaban el dinero las discográficas para hacer famoso al personal) y la Super Pop, con sus portadas de los chicos de diseño: Jason Donovan, Kirk Cameron o Big Fun y sus regalos chachi guais que siempre te ponían al día con la moda hortera: las chapas de Acid House, gafas horteras, péndulos para prácticar esoterismo casero (verídico) o aquellas míticas carpetas de cartulina con colores fosforescentes que hacían que las adolescentes de turno hicieran alarde de su pasión por todos aquellos sujetos diseñados según la moda del momento: "ahora tocan rubios y que den botes en el escenario", "ahora actores que bailen con el pecho al aire", "ahora la moda latina"... lo de siempre pero en fosforito, claro, jajajaa.

Y por poder, podríamos seguir hasta la saciedad... los ochenta no fueron tan dorados como los pintan. Fueron ¡¡¡FOSFORESCENTES Y CON HOMBRERAS!!! así que alegrémonos de vivir ahora (¿cómo lo llamaremos? ¿los dosmil? ¿la década del cero delante?) y ya la pondremos verde dentro de unos años. En la próxima entrega... los noventa, que también tuvieron su punto de pánico.

Y dedicado para todo el mundo y muy especialmente a Lameri y al Elfo, que me han ayudado a recordar cosas escabrosas ochenteras... "Sun always shine on T.V." de A-ha, que fueron ochenteros como nadie, pero los más mejores de todos, jajajja.

vendredi, décembre 01, 2006

Uno de diziembre de mildoscientosveinte: For the greater good of God

Ya hemos ido y ya hemos vuelto. Sí, del concierto de Iron Maiden que llevábamos meses y meses esperando. Y no esperábamos precisamente sin motivo. Iron Maiden son ese grupo que hace que tu interés en el resto de las cosas decaiga. Después de haber escuchado una y otra vez todos sus discos (excepto los dos que tienen con Blaze Bailey, por cierto, me aburre tremendamente ese sujeto) llegas a la conclusión que todo lo demás que escuches te puede gustar por estética, pero va a ser peor (me refiero a música actual, por supuesto, Bach y Vivaldi siguen saliendo impunes a las comparaciones, jajaja). Con los conciertos, visto el de ayer si algo me queda claro es que no vamos a ver nunca nada mejor. Salvo otro concierto de Maiden, claro. ¿Cómo pueden sonar tan inmensamente bien en directo? ¿qué desayunan los dioses para poder dar tanto y que suene tan increíblemente bien? A saber.

El día de ayer en general fue perfecto, salvo por las angustias de si íbamos a llegar o no o de si íbamos a encontrar o no un buen sitio. La verdad es que el invento del jebi-bus de Leyenda moló, pero lo mitificamos demasiado y a la larga estuvo bien, pero sin más. Quizá porque nuestro grupo era tan numeroso que apenas hablamos con otra gente. Y fue una pena, porque parecía en general gente muy maja. A fin de cuentas todos íbamos a lo mismo y estábamos emocionados.
Sí hubo un tremendo fallo a la hora de poner los vídeos musicales que nos pusieron, jajaja. Ver vídeos de los Maiden estuvo muy bien, pese a que no se oía nada bien el último. Pero también nos pusieron un vídeo de Scorpions con largas entrevistas sin subtitular que nadie se molestó en escuchar y un par de varios de entrevistas a quien nadie hizo el menor caso, salvo los escasos minutos que apareció Nunno Betencourt y cuando salió Sebastian Bach, que quitaron el vídeo (brrr... graciosos).

Llegar a Barcelona fue una odisea y parecía que no íbamos a conseguirlo nunca. Descartada la posibilidad de ver a los teloneros varios y de comprar merchadising (eso último no por falta de tiempo, sino de capital ¿camisetas a 35 E.? ¿sudaderas a 78? ¿estaban de coña?), tratamos de buscar buen sitio, como no podía ser menos. Pues bien, he aquí el tremendo fallo de la organización: las localidades, en teoría, se vendían en relación al sitio donde querías ponerte: grada muy bien situada (por 15 euros más que el resto), grada peor situada y abajo. Nosotros compramos abajo, por capital y porque queríamos estar lo más cerca posible. Bueno, pues oh sorpresa: las localidades de grada normal y abajo eran la misma. Ponía en ambas "entrada general", así que la zona de abajo la abrieron brevemente cuando terminó el concierto de los teloneros Trivium y luego la cerraron. Los de seguridad no nos dejaban bajar por las gradas y las puertas para ir directamente abajo estaban cerradas. El tío que las custodiaba no era capaz de decirnos si se iban a abrir o no. Como os podéis imaginar, la gente vagaba de un lado para otro de muy mala leche intentando bajar abajo. La respuesta que nos daban era "es que abajo el aforo está completo, pero vuestras entradas también valen para grada". Muy graciosos. Pero es que no habíamos pagado ni queríamos sentarnos en la grada alta, sino bajar a ver el concierto de cerca.

Al final encontramos una fisura en el muro de guardias. En una grada, una de seguridad estaba al borde del ataque de histeria (o mejor dicho en pleno ataque de histeria) llorando y diciendo que no podíamos pasar, mientras un tío le gritaba que iba a llamar a la policía, que él había comprado su entrada para estar abajo. Mientras la tía gritaba, escurrirse era bastante fácil, así que yo les dije a estos que venga, que para abajo. Mientras estos discutían un tío me agarró del brazo y me dijo "¿quieres pasar? corre! hazlo ahora" y yo "no... no... mis amigos y mi novio...." jajaja. En una de estas, mientras esperaba que apareciera Marcos lo vi abajo. El tío había pasado hacía unos minutos y estaba plácidamente sentado en una grada (en las de pago, sí, con todo su morro, se podía haber quedado ahí y nadie le habría dicho nada) esperando a que nos decidiéramos. Así que dije "a tomar por saco" y bajé. Entonces nos escapamos, después de juntarnos con unos franceses que también querían saltarse la verja y lo que fuera, jajajaja. El caso es que abajo había muchísimo espacio y nos pusimos donde nos dio la gana. Al rato dejaron pasar a la gente abajo. Por lo visto, los muy capullos, como las entradas de grada y de abajo eran las mismas, quisieron que se llenara la grada antes de abrir lo de abajo. Menuda chapuza.

Así que al final, de todo el grupo de gente que estábamos, cada cuál acabó donde pudo. Mi hermano y su amigo se escaparon por el mismo agujero que Marcos y yo, pero no esperaron a que nos decidiéramos y antes de que yo bajara se habían largado adelante. Lo debieron de ver también bastante bien. Además, son muy altos, jajajaa. El resto no pudieron seguirnos porque apareció otra de seguridad a ayudar a la histérica, así que tuvieron que esperar a que por fin dejaran pasar a la gente. Lo malo fue que ya no pudieron acercarse tanto porque claro, había mucha más gente, pero aún encontraron un sitio bastante decentillo. Las que peor lo pasaron fueron Amaia y Lameri, que son pequeñitas y vieron poco. De Celeb, Miriam y los valhallas no supimos nada, aunque se quedaron en la grada. De todas formas desde el principio ya habían contado con hacerlo y no se debía de ver nada mal.

A lo que íbamos... el concierto... no hay palabras para describir lo que tuvimos la inmensa fortuna de ver. Ahí estábamos elfo y elfa, histéricos de los nervios. A cada mínimo cambio en el escenario la gente se ponía histérica. En un momento dado cambiaron la música que había para ambientar por el sonido de los gritos de los que estábamos ahí y entonces ya nos entró la histeria masiva. MAAAIDDENNN MAAAAIIIIDEEEEEN!!!!. Por fin aparecieron. Tal y como esperábamos, tocaron de tirón el último disco y después nos regalaron canciones clásicas. Aparecieron con "Different world" dejando claro que las teorías de que "el último disco no es nada cañero" eran absolutamente falsas. Metieron toda la caña que pudieron y fue demasiada. Para la segunda canción Marcos y yo estábamos agotados, jajajaja. También tuvo algo que ver que nos habíamos dejado fagocitar por la gente hacia el centro y nos empujaban de todas partes. Fue el momento de recular para ver de una esquinita. Se veía mucho mejor y nos empujaban menos. Y pudimos gritar y saltar sin problemas en nuestro sitio. Como dijo Lameri... ¿para qué hacer dieta cuando puedes ir a un concierto por semana?.

El concierto, como digo, fue impresionante. Impresionante escenario (al final del concierto se había convertido en un tanque) y un juego de luces sin comentarios (parecía que caían telas, como dijo el elfo en un momento dado), pero sobretodo impresionante interpretación por parte de todos y cada uno de ellos. Estuvimos en el lado donde más se movió (y digo moverse, porque no paraba quieto, el tío) Janik Geers. Pero vimos bastante bien prácticamente todo y a todos. Bueno, salvo cuando había muchas manos esgrimiendo los dedos de punta, claro. Aunque no había nada que no pudiera solucionarse saltando mucho, jajajaa.

Bruce fue nuestro dios (Dios Dickinson, claro) y nosotros sus viles sirvientes. Decía que gritáramos y gritábamos, que aplaudiéramos y aplaudimos, que gritáramos y gritamos más fuerte que la vez anterior (pobres gargantas). En el escenario era un dios y nadie nunca podrá cantar tan inmensamente bien. Ni siquiera él mismo, por cierto, porque lo he visto en muchas actuaciones y nunca lo había visto clavar tan perfectamente las notas. Hubo quien dijo que seguro que estaba puesto de algo. Venga hombre, nadie puede hacer algo tan perfecto si se ha metido nada. Pero no sólo supo cantar mejor que nadie, sino que era capaz de transmitir miles de cosas.

Si al principio vimos con un poco de reticencia que interpretaran el disco entero, fue fácil comprenderlo al final del concierto. El último disco es completamente unitario, y escucharlo así, de tirón, de principio a fin y con una interpretación tan brillante nos hizo entender cosas que jamás hubiéramos sido capaces de entender mientras escuchamos el disco en casa, al tiempo que hacemos limpieza, comemos o estamos de cháchara con los amigos. Los Maiden nos han hecho un gran regalo, que fue demostrarnos todo el significado de su último disco. Y fue impresionante.

Como momentos más destacados de la noche: impresionante la primera vez que Bruce habló con el público. Tuvimos que gritar todo lo fuerte que dijo (casi nada, 19.000 personas desgañitándose) e inexplicablemente se le entendía perfectamente, pese a que lo único que dijo en castellano fue "buenas nochies Barselona" jajajaja. Lo curioso es que con cuatro tonterías que hizo todavía nos emocionó mucho más la siguiente canción, y la emoción se palpaba en el ambiente con "Out of the shadows". Gran momento también "The reincarnation of Benjamin Breeg", quizá porque no siendo una de las mejores canciones del disco (aunque es buenísima, por supuesto), al ser el primer single todo el mundo la había escuchado más veces, jajaja. Y también se sentía eso. Gran momento también "For the greater good of God", y esta sí es una de las mejores del disco. Bruce se subió en lo alto del escenario y se callaba para hacer al público cantar "for the greater good of God..." y creo que cantamos hasta el sonido de las guitarras. La canción es una pasada y le metieron muchísima caña. Pero quizá el momento más "mágico" de la primera parte del concierto fue la última canción: "The Legacy", otra de las mejores. Empieza con unos acordes acústicos de guitarra y Bruce estaba en una esquina, con un foco con el que iluminaba a la gente (¿cómo puedes joder la vista de tus fans y que todos te adoren pese a todo?). No sé... esa canción y ese momento concreto tuvieron algo muy especial que se sintió en el ambiente, entre todos cuantos estábamos allí y eso fue magia y no lo que dicen algunos petardos con cuatro versiones malas de Queen y una lectura mal hecha (no lo digo por nadie, qué va, jajaja).

Sé que digo mucho impresionante, brutal, tremendo.... pero como ya he dicho no hay palabras para definir lo que tuvimos la suerte de vivir y son pocas las que se acercan, jajaja, así que hay que utilizarlas una y otra vez.

Acabada la primera parte (impresionante-brutal-tremenda) Bruce nos prometió una nueva gira en la que tocarán parte de varios discos clásicos (muchas ganas!!!). Como ya he dicho en el blog de Celeb, supongo que lo dice para que la gente no se suicide después de sus conciertos y les quede algún motivo para el cual seguir viviendo. No pudieron elegir mejor selección de canciones, salvo por una cosa, yo hubiera elegido otras muchas antes de "Two minutes". En cualquier caso no podíamos creernos cuando tocaron "The evil that men do" y todos lloramos mucho y bien con "Hallowed be Thy Name". Perfecta, tremenda, brutal, impresionante. Pero nuevamente hubo un momento cumbre y ese fue sin dudas "Fear of the Dark". La magia que hubo en "The Legacy" se repitió de nuevo en el comienzo de esta. Pero claro, era una canción mucho más conocida, como se demostró en que no sólo cantamos la letra, sino también la música. 19.000 Personas cantando todo como una panda de herejes (lorolo-lo-lo-looooo), bailando como histéricos, gritando como fanáticos y llorando como devotos.

Acabó el concierto y los bises y todo y no hubo más. Y por primera vez me di cuenta de que soy claustrofóbica, la gente me da miedo y nunca voy a conciertos porque creo que me voy a morir de miedo, jajaja. Y ahí estábamos, el elfo y yo, mirándonos impresionados, como si no nos lo acabáramos de creer. Las miles de personas que nos rodeaban tenían las mismas caras y lo que se escuchaba de cada uno de ellos lo confirmaba: "buff, impresionante" "¿cómo pueden ser tan buenos?" "qué pasada de concierto" "llevo ya nosecuántos y todos me parecen el mejor que he visto" "ya me puedo morir" "¿por qué no han matado a Eddy?" y cosas similares. Para que nos quedara clarito que la cosa se había acabado y que nos podíamos ir recogiendo, nos pusieron por megafonía "Always look on the bright side of life", de los Monty Pyton, y con irónicas sonrisas nos fuimos disipando, cantando y silbando todo el mundo. A fin de cuentas, volveremos a verlos ¿no? jajaja.

Impresionante noche, digo una vez más. La vuelta en el autobús fue más triste. Y la llegada a Zaragoza, pese a la prevista juerga y todo eso fue bajar del autobús y plegar todos para casa. Hacía niebla y mucho frío. Y había miedo, mucho miedo por qué sería de nuestras personas al día siguiente, o sea, hoy. ¿Afonía? ¿Agujetas? ¿Piernas destrozadas? ¿Cuello inerte?. Bueno, no fue para tanto, después de muchas horas de sueño estamos vivos de nuevo, aunque un poco doloridos.

Gracias, Maiden, por tan perfecta noche. Como recomendación mucha agua. Qué sed tengo, por Loki, esto me pasa por cenar kebap. Los carga el diablo. Mucha agua y algo de Maiden. "The Legacy" a ver si los que estuvisteis ahí recordáis los acordes de guitarra, Bruce y un foco que nos destrozó la vista.