vendredi, avril 21, 2006

Vente y uno de avril de mildoscientosveinte: La Edad de un Reyno

En mi vegetar por Pamplona a causa del postoperatorio de los ojillos, mi madre, mi tía y yo fuimos por fin a la exposición sobre el Reino de Navarra que lleva desde enero y por una cosa o por otra jamás podemos ir.

Ahí estábamos. Tres horas de exposición, nada menos, porque ya que te pones a ir, lo haces en serio, para qué andarte con tonterías. Además, la exposición era como para pararse a verla con detalle. Si podéis acercaros, os la recomiendo sin lugar a dudas, aunque todo cielo nublado tiene sus claros (ehmmm... a mí es que el Sol no me gusta) y me explico: Además de cosas que cualquiera puede ver sin moverse demasiado de Pamplona, exponen cosas que son dificilillas de ver. Lo típico: fondos privados, fondos del archivo de Pamplona... Y luego cosas realmente interesantes traidas de otros museos y archivos: de Amiens, de Augsburgo... una gozada. Y se trata de piezas realmente buenas.

Sin embargo, ahora llega la parte mala. Por alguna condenada razón la mayoría de las cosas patrocinadas por el gobierno de Navarra tienden a pecar de lo mismo. Esto es: se gastan un dineral en aportar los últimos avances en tal y cual, de manera que se arruinan en el envoltorio para no prestar atención alguna al contenido. Vayamos por partes : nada más entrar nos encontramos con una presentación audiovisual con seis pantallas en las que hacen un breve resumen de la historia de Navarra (muchas luces, altavoces y una sala con dos miserables hileras de asientos, de manera que mucha gente estaba de pie y otros nos animamos a sentarnos en el suelo). Y breve habría estado bien, pero más que breve la cosa fue inconexa y sin las explicaciones necesarias. Como comprobación, al salir pregunté a mi madre y a mi tía qué les había parecido. A las dos les había gustado mucho. Pero a la pregunta de "¿y qué os ha parecido lo que decían?" las respuestas de "bueno... estaba un poco confuso", "con tantas pantallas no me he enterado mucho, pero las imágenes y la música eran bonitas" y cosas similares. Por las preguntas que me hicieron después ("¿y quién era Sancho el Mayor?") me quedó claro que no se habían enterado absolutamente de nada.

Comenzada la exposición, nos encontramos con el auténtico desastre del tema: miles de pantallas, audiovisuales, explicaciones y demás. La luz... inexistente. Cuando todo museógrafo tiene claro que la luz sobre las obras debe ser indirecta y clara, aquí no se habían enterado. Al lado de cada objeto había una especie de minifoquillo con una luz miserable que deslumbraba, se reflejaba y no iluminaba el documento. Lo irónico era que determinadas obras que tenías en tus narices acababas viéndolas en la pantalla porque el ejemplar era imposible de ver. En resumidas cuentas, si en vez de tanto gasto y tanta tontería (que habrían sido muy de agradecer, por cierto, si lo realmente importante hubiera tenido similar trato) se hubieran esmerado en contratar gente que entienda de lo que se le pone delante... la exposición habría sido impresionante. De hecho, una de las mejores exposiciones temporales que he visto en tema medieval. Pero ya se sabe, cada cual valora lo que le parece. En Navarra se valora la cultura como un negocio. Es decir: se sabe que hay mucho y muy bueno por explotar. El problema es que los que pueden invierten dinero y tratan la materia como si fuera un cultivo: hala, a sacar rendimiento al gasto. Y sí, rendimiento hay que sacar, pero por favor, con un poco de clase. Que contraten a alguien que sepa un poquito de museos, hombre. Y no me refiero a los señores de turismo (carrera de la que me encanta despotricar, por cierto), sino museólogos, museógrafos o historiadores entendidos, leñe.

Recomendando... "Locust" de A-Ha (¿es que sólo Zipo y yo pensamos que es un gran grupo? incultos, más que incultos). Y un café con nata montada (no lo llamemos capuccino, que eso es otra cosa). Buenas noches...

1 commentaire:

Anonyme a dit…

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